jueves, 19 de diciembre de 2013

Ama de llaves de Presidencia

NO ESTAMOS ante un remedo de Ana Michavila, la guardiana de las esencias del ex presidente Camps, arquitecta del clan que le mantuvo no sólo aislado de la realidad, sino de los muchos que trataron de abrir sus quijotescos ojos. Tampoco regresa la daga con mango de nácar de Juan Francisco García, el jardinero fiel de las relaciones de todos con Eduardo Zaplana y de él con todos. Ni es la estoica tecnocracia de Pablo Landecho. No. En su meteórico ascenso, Esther Pastor, la nueva ama de llaves de Presidencia da zarpazos felinos, pero no llegan más allá de la distancia. Aún. Ni siquiera fue necesario concertar con ella la asistencia de Alberto Fabra a la cena de AVE del pasado sábado. El presidente no la usa para hablar con los empresarios. Ni para otras cosas: Fue él quien se comprometió en persona con el futuro de la ex directora de RTVV, Rosa Vidal, cuyo regreso al sector privado es ahora un papelón para todos, para Manuel Broseta principalmente. No. Esther pastorea en una parcela distinta, la de la puesta en escena. Los que están en las cosas de mover la maquinaria son otros. Y no es responsabilidad pequeña la suya. Aún resuenan las palabras de un destacado miembro del Gobierno cuando Vicente Boluda y Juan Roig le explicaron en una reunión, porque hacía falta explicárselo, que era un drama la fusión de Caja Madrid y Bancaja: «Pues ahora a ver cómo lo vendemos».
Fabra traslada a los empresarios que está desplegando un plan para proyectarse en Madrid, donde todavía es una anécdota, y seguir los pasos de otras regiones más avanzadas en la exigencia de financiación. Está intensificando los contactos, marcados por la discreción, con medios y líderes de la cosa política y la económica. ¿Y quién le hace de Lazarillo por la capital? No es Esther Pastor, claro. Ni Esteban González Pons. Aquí en la Comunidad, la guardia de corps de Fabra en el diálogo con los empresarios la conforman los consellers Llombart (cuyo suegro declarará en la Audiencia Nacional por el caso Aguas de Valencia), Buch, Moragues e Isabel Bonig. El partido no está en esos menesteres. Los cuatro consellers son accesibles, no siempre complacientes, una realidad quizás episódica, mérito en buena parte del vicepresidente Císcar, cuya  progresiva pérdida de protagonismo, en contraposición con el ascendente de Pastor, podría malograrlo todo. Pero aún no.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Fabra y Puig necesitan fontanero

DOS CANDIDATOS, Alberto Fabra y Ximo Puig, ofrecieron una imagen convincente en su puesta de largo en Madrid. En el tren AVE, sentados frente a frente, viajaron los líderes empresariales González, Navarro y Morata, que han tenido la corrección de cumplir con las dos citas. Los tiempos están cambiando. Gustó la valentía de Fabra y Puig al pedir una mejor financiación ante el presidente Rajoy, que debe aprobarla, y el ex presidente Rodríguez Zapatero, que la malogró. Tranquilizó que eludieran el frentismo estéril y optaran por discursos de gobierno.
La relación entre empresarios y políticos adopta hoy esquemas diferentes a los de las dos últimas décadas. Desde Joan Lerma, el PSPV encontró mejor acomodo entre las bases industriales que entre las instituciones de representación empresarial, más cercanas al PP. Ese dibujo ha variado sustancialmente. Patronales y Cámara están presididas por metal, transporte y mueble... pero hay menos feeling con el mundo político que «nunca».
Fabra mantiene un feudo favorable, pero inconformista, en la cerámica de Castellón. En las provincias de Valencia y Alicante le falta un intermediario con los líderes de opinión situados en la base del movimiento empresarial. Y sus correligionarios no están por la labor. Puig intenta tejer un entramado con paciencia y habilidad. La figura de Arcadi España, un hombre llegado del Congreso de los Diputados, es ascendente e Inmaculada Rodríguez Piñero ha dejado huella. En Madrid, Francisco Pons y el incombustible Antonio Baixauli juegan la baza del pragmatismo: Pons tiene buena relación con los portavoces de industria, excelente con Sánchez Llibre (CiU), y gracias a la mediación de Esteban González Pons (PP) se reunió con la ministra de Fomento Ana Pastor para abordar un plan de ayudas a la rehabilitación. Puig ha consolidado sus peones en el empresariado castellonense, como Alfredo Roe y Remigio Pellicer; en Alicante le ayudan alcaldes como Antonio Francés, de Alcoy. Pero el PSPV tiene aún más necesidades que productos en venta.
Los socialistas no tienen réplica en un PP enredado en su propia telenovela, con un desgaste tremendo, en el que varios reman, como Alfonso Rus o Máximo Buch, pero pocos lo hacen en la misma dirección, y algunos abandonan su papel de interlocutor, como José Císcar. Fabra y Puig, con un discurso más en sintonía que sus predecesores con la clase media empresarial, necesitan fontaneros.
Ah, y Vicente Boluda no entra en el comité ejecutivo de la CEV. No lo entendí mal. Iba. Pero ahora ya no.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Unos datos tras el cierre de RTVV y las contradicciones semipúblicas de los empresarios

FRENTE A LA REVUELTA legítima en defensa de lo público tras el cierre de RTVV, datos: Entre 2009 y 2013, la caída de los gastos corrientes del Consell (incluido personal) es del 8%, mientras que las inversiones (-77%) y las transferencias de capital, que van directamente al sector privado, se hunden en conjunto un 54%. Es decir, el grueso del ajuste, de lo que se conoce como austeridad, lo han sufrido las empresas. Decenas de miles de parados valencianos lo atestiguan. Está bien que defiendan lo público, pero pónganse a la cola. No estaría mal que los sindicatos lo recordaran. Pero no. Y hay más, el director de Fondos Europeos, Juan Viesca, confirma en privado a las patronales que para captar los 2.156 millones de Bruselas hasta 2020 las empresas deben poner 2.156 de su bolsillo, ¿y eso cómo se hace?
El mundo empresarial vive en la contradicción de reivindicar estos agravios y defender los espacios semipúblicos que gestiona. Así sucede con Carlos Fabra, el único secretario de una Cámara de España que ejerce de portavoz de la tal (Carmen de Miguel ni lo sueña en el Consejo Superior de Cámaras). Que siga en el cargo, pese a la condena judicial, ¡y con el respaldo del pleno!, tiene despatarrados a los empresarios valencianos, que callan, pero critican. Resulta que el estatuto de régimen interno no contempla la salida del secretario por muy delincuente que lo declare un juez. Y, claro, nadie se plantea cambiar el estatuto, o sea. El ex presidente cameral, Martí Huguet, tuvo al menos los arrestos de dejar el puesto antes que aceptar la tutela de Fabra. Tampoco encaja mucho en el espíritu empresarial el escaso entusiasmo que despierta la potencial privatización de Feria Valencia. ¿Paradójico? Las cosas de esta tierra, del poder.
Castellón y Alicante son dos problemas que el presidente de Cierval, José Vicente González, cree que deben resolverse solos. Bastante tuvo con mediar entre la patronal alicantina Coepa y el metal. González fue invitado a rubricar la paz en público, y declinó ese protagonismo. Pero hete aquí que el presidente del metal se entera la víspera de la firma, de viaje en China, de que su ejecutiva se opone. Que no. Y así. En Castellón, el secretario de CEC, Rafael Montero, vive enfrentado con Cierval, mientras su dúo con José Roca pierde fuelle en favor de Ascer, de la cerámica.
Y en Valencia se consolida el triángulo patronal CEV-AVE-Cámara. Sus presidentes, Salvador Navarro, Vicente Boluda y José Vicente Morata, se sentarán pronto en los tres comités ejecutivos. La CEV prepara el sillón de Boluda en su máximo órgano de gobierno.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Noche amable

OLVIDEN POR UNA DÉCADA al sector inmobiliario. «Cuando empezó el boom del 2000, aún nos quedaba producto de la crisis de los 90 por vender», dice un ex consejero de Bancaja. Sólo podrá aspirar a financiación quien acuda a la banca con el 70% de la promoción ya vendida, y los notarios y registradores coinciden: «No es que los precios hayan bajado un 38%, es que se paga un 38% de lo que valían». En fin. Olvídense del ladrillo. De modo que aquí estamos, en un momento crucial, con el futuro a la espalda, perdidos en la sombra de nuestras propias ruinas. Y no queda otra que hacer de la necesidad virtud, esta puede ser la «noche amable más que la alborada» de San Juan de la Cruz, esta generación lleva la impronta del ave fénix.
Así suena ya el discurso empresarial en los cenáculos valencianos, que han demostrado ir dos años por delante del debate político. Con una financiación autonómica aceptable, y liberada de los lastres presupuestarios de RTVV y demás frivolidades del ex presidente Camps, el hombre tras la máscara veneciana que mira sin ser visto, la Generalitat podrá centrarse en la digestión de la elefantiásica deuda acumulada, y generar margen para invertir. Otros, igual de arruinados, alardean de salvar los muebles, pero seguirán atados a hipotecas que el Consell ya no tiene.
El liderazgo empresarial dependerá de la capacidad para anteponer el interés general a los protagonismos. Hay quien propone una buena selección de directivos, el futuro está en manos de los gestores, la dedicación que necesita la reconstrucción es absoluta: Enrique Soto (Feria), Javier López Mora (Cierval), Ricardo Miralles (CEV), Jorge Linares (Cámara), Diego Lorente (AVE). Alguno podría necesitar relevo. El renacimiento es el paradigma.
Entre lo que hay por venir, dos apuestas serias: El presidente de la patronal valenciana, Salvador Navarro, podría ser el perfil idóneo para la integración de todos en Cierval. Lo ha hecho en su casa con Cepymev. Y después está Caixa Ontinyent. Ay, los Soriano. Han sido capaces de convencer al mundo (¡hasta al Follonero!) de que lo suyo es fruto de la prudencia y la inteligencia. Y que nadie mire la composición del consejo familiar. Ya tiene mérito. La Ley de Cajas podría forzar nuevas elecciones en primavera, y es la única entidad financiera no cooperativa que nos queda. La única que puede dar comienzo a un nuevo banco de base empresarial. Porque lo que haya que hacer deben liderarlo los empresarios, fuera políticos, y se debe conseguir por la vía del convencimiento. La gran tarea empieza en Ontinyent. Así se ve en Valencia.

martes, 19 de noviembre de 2013

El consejo

"ME EQUIVOQUÉ al analizar la crisis. No supe ver dos cosas: su duración —le dije a todos que acabaría en otoño de 2011— y su poder transformador: es como si alguien recoge todas las cartas de la baraja en mitad de la partida y cambia las reglas del juego, ahora la principal regla a tener en cuenta es la concentración de la distribución". Al final sabrán qué empresario me hizo esta confesión en un hotel de Valencia el pasado lunes, pero lo importante es el fondo de su reflexión. En el sector financiero se insiste, contra los escépticos como yo, que la banca española mantendrá 42 marcas comerciales, pero acabará dirigiéndose desde no más de cinco consejos de administración. Y lo mismo en el negocio minorista. Miren la bulliciosa calle Colón, los consejos de administración que deciden su futuro se cuentan con los dedos en una mano. A nivel global el fenómeno es todavía más brutal.

En la Comunidad sólo existe un consejo que influya en el destino de un sector importante en España. Es obviamente el de Mercadona. Su encaje en la sociedad económica y política es, por eso, algo estratégico. A no pocos les sorprendió la actitud de la patronal de los supermercados en el último Observatorio de Comercio, metiéndole presión al conseller de Economía, Máximo Buch, a propósito de los festivos con licencia de apertura. Pese a que la ley marca un mínimo de 10, supermercados y comercios pidieron que se siguiera la estela de las regiones que han decido rebajarlos a siete por la excepcionalidad de la crisis. Buch fue tensionado, y demostró que hay una línea roja que no está dispuesto a traspasar, la de su lealtad hacia el secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz, con quien ha entablado una buena relación, y mejor no romperla en su etapa tierna.

O el Grado ADE para Emprendedores de la escuela de negocios Edem, global sponsor del incomparable Emtech, el foro de tecnologías emergentes vinculado al MIT que se clausura en Valencia. Al pulsar el logo de Edem en la página oficial del evento se accede a una presentación del Grado ADE para Emprendedores, y resulta que por esa vía uno llega, y no al revés, a la Universitat de València, en algunos de cuyos departamentos no se oculta el malestar por la competencia que le ha salido a la Facultad de Económicas. La facultad donde, en teoría, se enseña a competir. En Edem quitan hierro: su Grado está especializado en emprendimiento y tiene a empresarios en el claustro.


La reflexión inicial es de Alberto Catalá.

Ikea y Nou

TE LLEVAN a Madrid y descubres que compites con un grupo pequeño de personas por un puesto de jefe de área en la nueva tienda de Ikea en Alfafar. A primera hora entras en su sede central en España, permanecerás aislado en una sala amplia hasta las seis de la tarde. El entrevistador te muestra dos fotografías: una cola del paro y una imagen de la familia Alcántara, la de Cuéntame. Te preguntas: ¿Qué tienen que ver Imanol Arias y compañía con Ikea? Y llega la prueba clave de la agencia de selección Hays: Debes diseñar una estancia a partir de una serie de elementos del catálogo. Vuelves a casa.
Una cola del paro y la familia Alcántara. Quizás la tienda de Alfafar sea el símbolo de un cambio de ciclo. Ambas son imágenes poderosas que ilustran el camino perdido en esta crisis infausta, que nos deja sin buena parte de la arquitectura institucional levantada por la economía durante el pasado siglo. Y que amenaza  con deshacer como un azucarillo el andamiaje cultural construido en torno a RTVV.
Su cierre es un fracaso colectivo, como tal debe experimentarse. Canal 9 ha tenido, tiene, brillantes destellos, pero los ha ahogado una y otra vez en una tenaz deriva hacia la persuasión, el sentimentalismo epidérmico, la dignidad vendida. Al paso que va morirá así, lamentablemente. Ojalá fuera posible la salvación económica y cultural del ente. Ojalá podamos ver, si no, un hermoso canto del cisne, una epifanía que haga honor al valor real de muchos profesionales de la casa que no han desplegado estos años, porque no se les pidió y quizás tampoco osaron arriesgar, sus grandes alas blancas. Ojalá la mayoría puedan seguir prestando el servicio público, aunque sea —RTVV se usará siempre como ejemplo de que una sociedad pública no es garantía de independencia y rectitud de criterio— en una empresa privada, como parece.
En la propuesta de indemnización de 45 días se percibe la huella de alguien con acceso directo a Alberto Fabra, quizás la misma persona que adivinó el acuerdo con los sindicatos para el cierre de Galmed en Sagunto: «Thyssen hará a la plantilla una oferta que no podrá rechazar».
Por cierto que la sede de la CEV sirvió de plató el fin de semana para el cortometraje Bikini, de Óscar Bernacer. Cuenta la historia del alcalde de Benidorm, Pedro Zaragoza, excomulgado en 1953 por Pío XII al permitir los bikinis en sus playas. Zaragoza viajó en Vespa al Palacio del Pardo (el que recrea la CEV) para pedir a Franco que le ayudase a potenciar la incipiente industria turística. Ese año se firmó el Concordato, no les digo más.

jueves, 31 de octubre de 2013

No cruzará el puente de plata

HASTA PARA analizar la dimisión de Alberto Catalá se alude a los nuevos tiempos que se abren en la relación entre patronales y Cámaras de Comercio. Hay quien ve en la escena un puente de plata para la salida de José Vicente González de la presidencia de una Cierval desestabilizada, según algunos, por el viaje a ninguna parte de Alicante y los recelos de Castellón. En última instancia, la operación serviría para dejar todo el protagonismo, si fuera cierto el guión, al eje cada día más consolidado entre el presidente de la Cámara, José Vicente Morata, y el de la patronal provincial valenciana CEV, Salvador Navarro.
Pero la versión se cae por uno de sus extremos, dicen los próximos a González, porque éste nunca preferirá la Feria a Cierval, y por extensión a la vicepresidencia de la CEOE, en la que tan bien se mueve. Lo cual no es impedimento para que los lazos entre CEV y Cámaras se estrechen más y más, y lo que te contaré de aquí a final de año. Un movimiento que, por sí solo, obligará a repensar a Cierval. Quizás consiga despertar de nuevo la fe de todas las provincias en el proyecto autonómico; quizás logre aflorar un compromiso real de todos para que Cierval no tenga un papel secundario. Cualquier otra cosa sería un error.
El hecho es que los empresarios de Valencia trabajan desde hace tiempo en un pacto en firme para el reparto de papeles entre la patronal y la Cámara. Una, por su capilaridad, tiene acceso a muchas más empresas; y la otra asumirá pronto servicios de la Administración y, con ellos, sus fondos. Se habla de todo. Incluso de la famosa FP Dual, que podrían gestionar las patronales sectoriales, siempre que las Cámaras se queden con la certificación, que es lo que les interesa. Un pacto Cámara-CEV para empezar, negro sobre blanco, susceptible de ser elevado a la Generalitat para que ésta sepa, al redactar las nuevas normativas, qué límites se han repartido los empresarios; un acuerdo con vocación de saltar después a Alicante y Castellón, si éstas quieren, claro.
Los líderes autonómicos están obligados a comprender su nueva función. También los sindicales. Paco Molina lo vio desde el principio en CCOO, mientras Conrado Hernández busca el timón del barco. Pronto celebrarán sus congresos las federaciones del metal (MCA) y los servicios públicos (FSP). En la primera no habrá batalla para desbancar a Ismael Sáez, se aparca la opción Gonzalo Pino. Hasta la sección de Ford jugará la baza de apoyar la estabilidad... con condiciones.

jueves, 24 de octubre de 2013

¿Y el mirlo blanco?

HAY PALABRAS que pugnan por un lugar preferente en el campo semántico de la salida de la crisis. Pero hay una que las supera a todas en importancia y, como sucede con todo lo que requiere esfuerzo, está aparcada, a modo de solución de emergencia por si fallan todas las demás, y mejor que no lo hagan: La inversión. En el sector privado existe una asimetría entre oferta y demanda de financiación. La banca exige más garantías; y las empresas han ampliado el perímetro de activos que no están dispuestos a jugarse en una operación, que cuando pones patrimonio personal no duermes por la noche. Con tipos de interés todavía por encima del 7%, sólo se estudian operaciones con tasas de retorno de entre el 15% y el 20%. Y ya me dirás dónde se esconde el mirlo blanco. Hay que bajar mucho los precios para que la cosa cuadre. El resultado es un estancamiento inversor, con apenas algunas escaramuzas, que no conviene a nadie. Si esperas al capital exterior, ya sabes a qué atenerte. Y en ese círculo estamos.
No tienen las ideas más claras en el lado de la Administración. «Si vienen fondos de inversión en infraestructuras extranjeros estaré encantada de recibirlos», dice en privado la consellera Isabel Bonig. Pero son tiempos de salir a la búsqueda de dinero, con proyectos atractivos para un mundo global saturado de propuestas de obra pública. En todo caso sería un honor, hasta ahí hemos llegado, que se abriera la puerta de algún despacho en la City de Londres a un político valenciano. Caray, ojalá. Toca encontrar soluciones, resolver problemas sin recursos. Como el Acceso Norte al Puerto de Valencia, que ha perdido la condición de prioritario. «Los empresarios quieren hacer la obra, pero no pagar peajes, sino que se financie vía Presupuestos y eso no puede ser». Se atasca la inversión pública por un colapso de creatividad después de tres años sin licitar.
Entretanto, persisten las dudas sobre la adjudicación de contratos públicos. Las cosas son así. La ciudad de Alicante da tímidos pasos de apertura a compañías valencianas, inaudito, sin desatender su idilio con Enrique Ortiz, claro. Pero el presidente de la Diputación, Alfonso Rus, tiene mucha mejor reputación como dirigente del PP que como gestor de concursos. Y  se mira con atención la licitación del servicio de grúa de Rita Barberá. Por no olvidar la búsqueda del comprador del Valencia CF: a los mediadores se les ofrecía un bonus por cerrar con éxito la operación, y algunos le han dicho a quien corresponde que su política es tarifa fija por los servicios y una comisión, y lo otro suena poco serio. Así no hay quien invierta.

Modo pánico

EN MADRID las apuestas se inclinan por que Sheldon Adelson hará público que su proyecto de Eurovegas no recala en España. Aún queda un margen para la esperanza, el que está exprimiendo Ignacio González y todo aquel que puede mover algo. Pero se ve difícil. Si finalmente es que no, «Madrid entrará en modo pánico». Lo dice alguien que conoce a fondo los cenáculos de la capital, «la locomotora española tendrá que decirle al resto del país que no es capaz de crear empleo a corto y medio plazo», al menos el suficiente para una sociedad con 3,5 millones de parados, porque, y ahí está la clave de la historia, «sin Eurovegas se acaba la vía de la economía financiera, y sólo nos queda reconstruir la economía productiva», y ese no es un camino sencillo: «¿Quién va a invertir en España?» El capital entra, pero atraído por los bajos precios. No es inversión transformadora. Esto es el rastro.
La Comunidad debe crear 400.000 empleos para situarse al nivel de una región avanzada media, 325.000 si obrara el milagro de aflorar la mitad de la economía sumergida. Hagan un cálculo: una empresa de tecnología madura como Ford ha invertido 800 millones de euros para conseguir un incremento neto de un millar de personas. A 800.000 euros el puesto de trabajo. En el sector servicios y construcción el ratio es menor, pero ya sabemos que ambos son mucho más sensibles a los ciclos. Una estrategia a largo plazo debe basarse en la reconstrucción de esa rama productiva que empezamos a abandonar en los 80. En el caso de industria con tecnología avanzada, la inversión necesaria para crear un puesto de trabajo se estima entre el millón y los 10 millones de euros. En definitiva, sólo en la Comunidad, para llegar a tasas de paro aceptables, harían falta un par de cientos de miles de millones de inversión. Esa es la realidad. En tal escenario, el déficit de financiación de la Generalitat, siendo un asunto de extrema importancia, suena a cuestión menor. La máxima, principal, irrenunciable, absoluta prioridad es movilizar la inversión, privada, pública o del Espíritu Santo.
No nos quieren. No somos un territorio fiable. Al más alto nivel, al nivel geoestratégico. Restaurar ese crédito internacional debe ser la prioridad política y de la sociedad civil. Constituye el gran desafío de nuestra generación. Si no se consigue, no lo duden, nuestros nietos no tendrán el mismo nivel de vida que nosotros. Las resistencias son enormes. Dicen en Ribera Salud que los socialistas madrileños les advirtieron por burofax de las consecuencias de presentarse al concurso de los hospitales de Madrid. Pánico.

jueves, 10 de octubre de 2013

Para confiar

ES QUE TODO se reduce a una cuestión de confianza. La futura Fundación Bancaja, hablemos del asunto. Empapelada la fachada con 600 folios de informes del Banco de España que han aflorado gracias al caso Bankia, y que nos muestran a unos gestores e inspectores que o no vieron (los hechos se documentaron hace cinco años), o no reconocieron. Es un problema de confianza, digo. A ver: Si no ocupan el patronato de la nueva Fundación Bancaja los políticos, o sus desinados, quién debe hacerlo en su lugar. ¿De quién fiarse? Primera reflexión en profundidad de esa sociedad civil que esperamos como a Godot y que nunca llega. ¿Cuáles son sus referentes? ¿En qué personalidades e instituciones se refleja? Hay que revisar el tema. Pero en serio ya, no estas cosas que se hacen per a ofrenar... de fondo. Te topas con el juego político local, con la frivolité de unas Cortes en perpetuo estado de contemplación, mientras afuera la economía sobrevive a mordisco puro, y le vuelve a la mente George Steiner: «El símbolo de nuestra era es la conservación de un bosquecillo querido por Goethe dentro de un campo de concentración».
No se nombra al nuevo patronato de la Fundación Bancaja por razones políticas. Pero dígame quién debe ocupar los sillones, en quién está pensando la sociedad civil, que ya es hora de que piense por sí sola. Zafado Serafín Castellano de su asunto judicial, le ha puesto sobre la mesa al PSPV la reforma de la ley electoral, que reducirá el número de diputados. Y algunas cosas más. O es que Ximo Puig quiere que le regale la mitad del patronato de la fundación sin el preceptivo apoyo a lo que hay. Es el tema-trampa. Un pacto asimétrico PP-PSPV, que es como se arreglan aquí las cosas toda la vida.
Cuando esté listo el enjuague se pondrá fin a la trayectoria de Aurelio Izquierdo en la casa. Así se hará. Y con la indemnización millonaria que firmó en su día (salvo el plan de pensiones). A la pregunta de cuál ha sido su papel en la fundación, la respuesta es que alguien tenía que mantener el control de la información de Bancaja en los cajones. Con permiso del ex presidente-presidente Mas Millet. De lo que hay allí puede depender la suerte de imputados del caso Bankia, y ni es juicioso dejarla en manos de la entidad de José Ignacio Goirigolzarri, ni ésta tiene demasiado interés en meterse en más charcos.

viernes, 4 de octubre de 2013

Calidad y atajos

¿PARA HACER QUÉ? Esta pregunta debe estar presente en cualquier debate sobre estrategia territorial a medio y largo plazo. Innovar, sí, pero ¿para hacer qué? No todas las tecnologías merecen que se apueste por ellas. Invertir, sí, pero ¿para hacer qué? Cambiar el sistema de representación empresarial, sí, pero ¿para hacer qué? Organizar a la sociedad civil, el último gran mantra en circulación en nuestro menguante espacio público, sí, pero ¿para hacer qué? Porque nuestra Comunidad es especialista en trazar viajes a la luna desde una salón lleno de goteras.
En un sugerente ensayo, extraído de su libro The Great Degeneration, el británico Niall Ferguson pone de relieve cómo la mejora de la calidad de las instituciones ha influido en el despegue de las economías emergentes. Lo cual le lleva a la inquietante pregunta de si el constatable deterioro de la calidad de las instituciones en EEUU podría poner en riesgo su primacía mundial. Eso nos pilla muy lejos, sí. Pero Ferguson pone el acento en algo que debería constituir el primer y más prioritario pilar de una estrategia de futuro, un reto por el que movilizar a la sociedad civil: la calidad de nuestras instituciones.
El listado de cosas que no se hacen bien, si los empresarios tienen la oportunidad de abocarlas, abruma. La odisea para que una empresa extranjera obtenga un CIF; la imposibilidad de compensar deudas entre administraciones; el retraso en la devolución del IVA de exportación; la desaparición de bonificaciones a la contratación una vez incorporados los empleados; el bochornoso incumplimiento de la Ley de Morosidad; la falta de margen para que Hacienda y Seguridad Social sean flexibles en la negociación de deudas de empresas; el cierre del mercado de seguros a la exportación; el bloqueo del ICO, Reindus o CDTI, entes gubernamentales; la implantación de una cultura democrática en los partidos políticos y de la meritocracia en la Administración... El tema de nuestro tiempo es convertir este país de atajos en una estable plataforma para hacer negocios. Comencemos por ahí, antes de subirnos al cohete a la luna.
Apunte doble final: En cuanto al futuro del presidente del Puerto, Rafael Aznar, a quien los empresarios han respaldado en efecto, preocupa más la intranquilidad que causa la denuncia en Puertos del Estado —«Madrid se pone nervioso con estas cosas»— que la actuación del juez. Aunque ya en enero se calmaron esas aguas.
Y la jugada de promover a Gonzalo Pino como líder del metal en UGT le puede fallar a Conrado Hernández. De momento, Ismael Sáez se ve ganador. El secretario general en el alambre.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

La huella

DESDE ESTAS páginas dimos respaldo a lo que bautizamos como el Plan Renove de las organizaciones empresariales, impulsado por el presidente de la patronal autonómica Cierval, José Vicente González, con la colaboración del grupo de dirigentes reunido en torno a José Vicente Morata (Cámara) y Salvador Navarro (CEV). Ese apoyo nunca se nos solicitó, pero convenía dar un nuevo aire al sistema que articula el estar-ahí de los empresarios en el ágora pública. Dijimos al brioso ex presidente de la Cámara, Arturo Virosque, que la mayoría pensaba que debía dejar el sillón; advertimos al cauto ex presidente de Cierval, Rafael Ferrando, de que no tenía apoyos suficientes para repetir; celebramos el frente único valenciano en defensa de la candidatura de Juan Rosell en CEOE; e instamos a un cambio en el gobierno de Feria Valencia, con la salida de Alberto Catalá incluida (algo que todavía no se ha producido), para que los empresarios recuperaran el protagonismo. En todas esas batallas, el caballo ganador resultó ser siempre el de González, que recibió un voto de confianza de muchos, por pura convicción. No obstante, ya al principio apareció una pregunta que conviene hacerse de nuevo en el ecuador de su mandato en Cierval: ¿Para qué quería el poder? ¿Qué pretende hacer con él?

A día de hoy, la respuesta sigue sin estar clara. Es cierto, y no es poco, que la representación empresarial ha ganado en independencia respecto del poder político. La tarea aún no es completa hoy, como se ha podido ver en asuntos como el del Palacio de Congresos, pero el nivel tutelaje pretendido o consentido de otras épocas no existe. Un punto para el Plan Renove de González. Sin embargo, el mundo empresarial sigue sin alcanzar la mayoría de edad que otorga la capacidad de influencia, en el Palau y en Madrid.


¿Qué se espera de González? La Carta de Pedro J. del domingo podría marcar una senda válida también para la Comunidad Valenciana: al menos hasta 2020 estamos condenados a convivir con una Generalitat débil en lo político y anémica en lo financiero. Poco se puede esperar del ámbito institucional. A la sociedad civil le toca articularse y organizar una Estrategia 2025 creíble, realista y comprometida. No dependiente de un Consell que se debatirá entre las hipotecas del PP o las del PSPV, a falta de mayorías absolutas. Un objetivo a corto: en la configuración de la nueva presidencia de la Generalitat, sea del partido que sea, debe estar presente la voz de los empresarios. Influencia. Quizás el papel que el destino le reserva a González, si de verdad quiere dejar huella.

Un aperitivo

LA BARRACA de La Albufera que, desde la elección de José Vicente Morata como presidente de la Cámara, alberga el almuerzo de principio de curso entre el mundo de la economía y el Consell, estuvo más concurrida que nunca. Pese a las ausencias, que las hubo —Caixabanc y Sabadell habían excusado su asistencia con bastante antelación—, hubo algunas presencias meritorias, como la del director de Ford, Antonio Adés, en pleno proceso de reinstauración del tercer turno. Se repitió el ritual de años precedentes, y las patronales no fueron invitadas, incluido el jefe de Cierval, José Vicente González. Estuvo concurrido el almuerzo, en fin, y se prolongó más que en otras ocasiones. El presidente Alberto Fabra se marchó a las seis de la tarde, y el debate se alargó dos horas más. Morata, con contactos en el mundo financiero tejidos durante su etapa al frente de Umivale —la Cámara trabaja habitualmente con el Citi para el Sudeste asiático, el Arab Bank para Oriente, el Sabadell para el Mediterráneo, Bankinter o Caixabank—, sentó cara a cara a empresarios, políticos y financieros, lo cual tiene su utilidad. Y alguien cayó en la cuenta: desaparecieron las entidades valencianas y las que se las comieron, tal que Bankia, Caixabank y Sabadell, están vírgenes en el exterior, sin apenas red.

Las Cámaras de Comercio son la clave para entender la transformación del mapa de representación empresarial que se avecina. En un año todo lo que conocen ahora habrá cambiado. Y no me refiero a la apertura en un plan de semanas de la sede de Poeta Querol, que ya tiene seis plantas amuebladas, a falta de las cuestiones técnicas previsibles. No. El tema es que, antes o después, habrá ley estatal y tres meses después, la autonómica. Los empresarios vinculados a las Cámaras pedirán acceso a los fondos destinados a internacionalización, emprendedurismo, formación... Y las patronales deberán reposicionarse en el nuevo escenario. ¿Qué?


Hoy se reúnen las cinco Cámaras de la Comunidad, convencidas de que deben ofrecer al Consell una versión más coordinada y unívoca. Tras su campaña a nivel nacional, junto a los presidentes de Zaragoza, Palma de Mallorca y el propio Javier Gómez-Navarro, Morata quiere repetir a nivel autonómico evitando que se tense la cuerda y se proponga la desaparición de plenos, como alguien pretende. El tema de partida es la internacionalización. De momento, lanzan por internet una Agenda Internacionalización que agrupa las novedades de las Cámaras, el Icex y el Ivex. Consulten. Es un aperitivo, un mensaje bien explícito de lo que quieren.

Lectura olímpica

EL RIDÍCULO OLÍMPICO de Buenos Aires tiene el desolador efecto de recordarnos que el problema del bajo nivel medio de la clase política está generalizado en todo el país. La alcaldesa de una ciudad cosmopolita y avanzada como Madrid va y te pronuncia un discurso propio de un púber preuniversitario (perdón, chavales). Si no lo ha escrito ella, da más pavor: que la esposa de un ex presidente del Gobierno consienta que le pasen, y hasta lea en público, tal bazofia, es la medida de la distancia que separa a un sector privado cada vez más abierto a los desafíos globales, de una esfera política alérgica a la meritocracia. Madrid se lo tiene que hacer mirar, pero de verdad. El presidente de los empresarios valencianos, José Vicente González, será la voz de la CEOE en una cumbre sobre el euro en Berlín... porque es el único de los cuatro vicepresidentes de la patronal que domina el inglés.

Esta es la moraleja que sacan los empresarios, presten atención: "No quieren enterarse de que, en el exterior, los españoles somos unos apestados". Vas a la oficina de un banco extranjero y te invitan a abandonarla. Un empresario valenciano se marchó de una reunión con un gobernador latinoamericano cuando éste le espetó eso de "ustedes vienen ahora porque están desesperados". Pero la clase política a lo suyo. A algunos se les salen los ojos de las órbitas con la elite empresarial en Buenos Aires. Dos constructoras, ACS y OHL, y el ubicuo Cerezo. No aprendemos.

Y en las zonas de sombra, en las que confunde lo institucional con lo empresarial, qué difícil es navegar. El presidente del Puerto de Valencia, Rafael Aznar, lo ha hecho durante años, y ahora se encuentra con una denuncia. Acusaciones que han sobresaltado a los miembros del consejo de administración del Puerto. Entre ellos la alcaldesa Rita Barberá y dirigentes como Vicente Boluda y Alberto Catalá. Todos ellos estudiaron la mayor parte de las operaciones que investiga ahora el juzgado, y le dieron el visto bueno de forma directa o delegada. Todos.


En el mundo empresarial se ha pactado ya dar todo el apoyo a Aznar. Y Alberto Fabra se suma a la iniciativa. Pocos responsables se merecen que se ponga la mano en el fuego por ellos como él. Su principal mérito ha sido equilibrar múltiples e impetuosos vectores convergentes: Estado, Generalitat, Ayuntamiento y añadan navieras, terminales, estiba, transportistas... y hasta equipo directivo. El Puerto de Valencia sí se ha batido con éxito en las grandes ligas globales, con un discurso potente, en inglés profesional, en las antípodas del ridículo olímpico. Un respeto. 

El círculo resiste

EL VERSO SUELTO empresarial está herido, malherido si quieren, pero se resiste a morir. La construcción y la promoción inmobiliaria siguen convencidas de ser la cabeza de turco de una gran operación de limpieza de los balances de la banca. La misma banca que lanzaba a sus directores a captar negocio del ladrillo por despachos empresariales y municipales, por restaurantes de lujo y hoteles, la misma banca que iba con las hipotecas entre dientes a las subastas del oropel, la que fusionó sus áreas de inversión y comercial y luego utilizó a los depositantes de ésta como rehenes en la negociación del rescate de aquella. A estas alturas las culpas están muy repartidas, pero hay que reconocer que los mejor parados han sido, en primer lugar, el poder político, que dio cuerda (no gratis, claro) al artilugio, y en segundo lugar el poder financiero, donde tantos cobraron comisiones, del 3%, del 10%... El empresario constructor y promotor, que se sumó a la fiesta de la especulación, en muchos caso dejando de lado cualquier escrúpulo y resto de sensatez, ha pagado con una laminación histórica.
Pero ahí están algunos nombres propios todavía, dispuestos a reinventarse como empresas de servicios, orientándose a nichos inexplorados. De momento, muy solos. El nuevo presidente de la patronal de los constructores, Fevec, que durante años rivalizó con el metal por el reparto de cargos en las organizaciones empresariales, Francisco Zamora, aún está pendiente de ubicarse en el escenario en el que se mueven la CEV, la Cámara de Comercio y Cierval. Hay que encajarlo. Las tres trabajan de la mano en el asunto del momento: posicionarse ante el cambio de legislación cameral que prepara el Gobierno, y que muchos en Madrid atribuyen a una estrategia de los gigantes del Consejo Empresarial para la Competitividad para arrinconar a CEOE, dejando todo el pastel en manos de unas Cámaras más fáciles de domesticar. En Valencia se quiere evitar que la ley apuntille al movimiento empresarial, o lo conduzca a la irrelevancia.
Las inmobiliarias, con José Luis de Miguel al frente, decantaron el triunfo de Zamora contra el candidato de la obra pública y de Eloy Durá. Lo dicho: el círculo vuelve a cerrarse. Para constructores y promotores el enemigo se llama Sareb, a la que se enfrentan sin apenas respaldo del resto de empresarios, y ante la indiferencia de una Administración que prefiere no dar la cara por un sector contaminado. En lugar de ello, la consellera Isabel Bonig saca una ley urbanística. El marco legal estará fino, pero aquí como siempre olvidamos el contenido de las cosas.

jueves, 22 de agosto de 2013

Avisperos

¡AUGHH! TENGAN cuidado. Con estos calores, las picaduras de avispa escuecen más que nunca. Buf, buf. Y si de algo andamos sobrados por estos lares, reconozcámoslo, es de avisperos de toda clase, tamaño y condición. Tienen uno en el Puerto de Valencia, vaya. En medios jurídicos nadie se explica que la Fiscalía se haya contentado con presentar una denuncia contra su presidente, Rafael Aznar, en lugar de currarse una querella, con aportaciones provenientes de un mínimo ejercicio de investigación y comprobación, como corresponde a un responsable público que tiene una trayectoria y una imagen que salvaguardar. Lo que se oye por la Fiscalía es que había prisa para evitar la prescripción de los posibles delitos, aunque no hay ni siquiera instructor adjudicado al caso. Lo que aparece en la denuncia son operaciones aprobadas, en su mayoría, por el consejo de administración y adjudicaciones de concursos públicos. O sea.
Asunto este el del avispero del Puerto que entretiene a muchos en la búsqueda de los autores materiales de la filtración. Descartada ya definitivamente la mano política de la alcaldesa Rita Barberá y el presidente de la Diputación, Alfonso Rus, el relato de la insidia ha tomado la forma de intriga palaciega en el seno de la Autoridad Portuaria. «No puede ser hermoso lo que es grave», dejó escrito Chejov. Sucede que la carrera directiva en un puerto es relativamente corta. No es habitual dar el salto a destinos de más entidad que Valencia. Y al final, en el reparto de puestos de responsabilidad, algunos se sienten maltratados, y hay resentimiento, y ganas de cambiar al jefe. Es lo que hay.
Avispero en Canal 9. Los nuevos gestores se están encontrando con la barrera de los derechos preconstituidos. Los enchufes de toda la vida, vamos. Persisten incluso desde la época de la recolocación del ex director de Aguas de Valencia, Aurelio Hernández. Qué tiempos. Y no se pueden mover de ahí, Fabra no se atreve, aunque eso implique cortar una película a 15 minutos del final. Los servicios jurídicos del ente ya no saben cómo apañarse, dónde proveerse de antídoto para tanto veneno.
No será Rus, esta vez, quien lo solucione. El superjefe del PP. Xàtiva está sitiada de cascarones abandonados de la crisis inmobiliaria. Uno llega entre el silencio de Bolas y Palasiets, y escucha a sus conciudadanos quejarse de subidas del IBI del 40%. Y se preguntan los promotores por qué amagó con cesar al concejal de Urbanismo, Vicente Parra, y luego se echó atrás. Por qué le gustaba a Rus llevarles a conocer a un tal Rafael Blasco, el hombre con todos los contactos que necesitaran.

lunes, 19 de agosto de 2013

Innostars

ES PARA ILUSIONARSE lo del Emtech. Se celebrará en Valencia en noviembre. Eso sí que es un gran evento de la economía real. En países avanzados, como Estados Unidos, aquellas personas capaces de conquistar las nuevas fronteras del conocimiento y transformarlas en un modelo de creación de riqueza se han convertido en los nuevos popstars. Nombres como los de Steve Jobs, Mark Zuckerberg o Larry Page inspiran películas y movilizan a millones de seguidores. Ojo, entusiastas fans, en última instancia hablamos de empresarios. ¡Empresarios estrella! El hecho es que nos seduce más su ingenio que su riqueza. Por eso, la garantía de que el Emtech se celebre durante tres años consecutivos en Valencia debería situar a este evento en el centro de esa sacudida que necesita nuestra sociedad y nuestra economía para situarse en la avanzadilla mundial, para hacer el cambio cultural imperativo hacia la innovación.
El caso es que algo falla en la raíz del proceso. Un sistema innovador valenciano no se puede concebir sin los institutos tecnológicos, un patrimonio a salvaguardar. El pacto entre el Consell y estos instrumentos promovidos en los 90 por el inquieto García Reche, debe lograrse sin cadáveres por el camino. Lo cual significa que deben racionalizar su estructura para ser rentables, pero no sin comprometer su viabilidad, su propia existencia.
Estos días los responsables de los institutos manejan un argumentario basado en datos elocuentes. En 2011, la Comunidad sólo inviertió el equivalente al 1,01% de su PIB en investigación y desarrollo (I+D), lejos de la media de la UE-27 (1,94%) y por debajo de la española (1,33%). El presupuesto de la Generalitat para los institutos tecnológicos ha estado condicionado por las ayudas europeas. Y Bruselas se ha puesto exigente. Pasará el proximo año de financiar el 80% de los proyectos, a abonar sólo 50%, lo cual rebajará el dinero para los institutos a 15 millones de euros. En 2010, recibieron 46,9 millones y a lo largo de 2013 están comprometidos 30,7.
Pero la clave del argumentario que manejan los centros de investigación valencianos y que trasladarán a los empresarios es que un 66,2% de los ingresos de la Corporación Fraunhofer, la principal red de I+D de Alemania, es de origen público. Y también lo son el 88,7% de los que general el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), el mismo que promueve la conferencia Emtech junto a la Generalitat en Valencia, el centro de investigación que aportará a los principales ponentes de ese evento de relevancia mundial.

Invertir en uno



SI SALIMOS del laberinto en el que nos entretiene el pasado, la estrategia económica del próximo curso debe girar sobre un eje vertebrador prácticamente único, muy principal, auténtica torre de marfil de la acción política: movilizar inversión. Tanto la procedente del exterior, más líquida y ágil, pero, ay, también más desconfiada; como sobre todo la que tiene su origen en nuestro propio tejido productivo, que depende de esa financiación que la banca sigue sin facilitar.
El conseller Máximo Buch no está completamente de acuerdo con este análisis. Cree que la recuperación a corto plazo dependerá del consumo y el turismo, y ahí comenzará el movimiento, y con él la inercia positiva y la inversión y el empleo. Él sabe más. Pero desde que una industria estudia invertir hasta que contrata personal suele pasar entre año y medio y dos años. Lo cual significa que si conseguimos activar el músculo inversor ahora, estaremos reduciendo el paro en 2015.
En otros tiempos, la Generalitat no ha aplicado métodos exactamente ortodoxos en el estímulo de la inversión. El resultado se visualiza ahora. Nadie se interesa por los centenares de miles de metros cuadrados de parques empresariales de última generación del Consell, ubicados en «uno de los diez mejores espacios para la actividad económica del mundo», según subraya con insistencia, y cierta impotencia por qué no decirlo, gente cosmopolita y con recorrido en el comercio internacional como el vicepresidente del Puerto, Juan Antonio Delgado. Hubo años en los que la maquinaria tractora se reducía a un sólo elemento, Eduardo Zaplana, y después llegó el pensamiento líquido, y sucedía que los potenciales inversores simplemente no encontraban interlocutor. Ninguna de las dos fórmulas dio para un modelo sostenible en el tiempo.
El éxito en el cambio de estrategia que impulsa el nuevo Consell de Fabra podrá medirse en el destino de dos entornos interesantes e interrogantes: Feria Valencia y la Marina Real. En ambos casos, habrá que encontrar puntos de acuerdo con Rita Barberá, lo cual parece de por sí una complicación añadida, cuando no debería serlo, y ya empiezan a cansarse los empresarios de eso. ¿Dónde ubicamos a la alcaldesa en el rediseño societario de la Feria?_¿En la sociedad patrimonial o en la comercial? Aún no se sabe. ¿Y dónde llega la mano del Ayuntamiento en la Marina y dónde la de la Autoridad Portuaria? Mejor esperar acontecimientos... Para empezar, el cierre de los astilleros de Unión Naval de Vicente Boluda, que el Puerto quiere para sí, pero a ver lo que dice Rita de eso.

FCC y Mestalla



OTRA GRAN CONSTRUCTORA nacional que desmantela su estructura en la Comunidad Valenciana. FCC llegó a tener 640 trabajadores en los tiempos del abstracto voluntarismo político. Ahora se queda con 82, un 87% menos. Tan radical es la marcha de la compañía de Koplowitz, que si por estas cosas de la vida, que a veces suena la flauta y no sabes de dónde viene el aire, se reanudaran las obras del nuevo Mestalla, habría que trasladar a personal de Barcelona para ejecutarlas. Y ahí nos encontramos con un tema empresarial-político de fondo. El Mestalla. Un proyecto que FCC comenzó junto a Llanera, porque al parecer tan estupendo le resultó a Juan Bautista Soler (“él también querría volver, pásmate”), pero acabó arrancando junto a los Bertolín. Dos compañeros de viaje tan diferentes en lo empresarial, con tan similares referentes en lo político, al decir de algunos en el seno de la UTE.
El Mestalla. Un problema-crisol cuya luz ilumina casi cada gran acontecimiento de la última década. A la espera de alguien que restaure el equilibrio, quizás el propio José Ignacio Goirigolzarri. Bajo la cáscara de hormigón dormido del futurible, FCC ha mantenido unos pocos empleados este tiempo. Una factura mensual, con su aparte correspondiente para Bertolín pese a no tener personal allí, fórmula matemática de la indecisión. Y mientras tanto, idas y venidas de ideas tan improvisadas como incompatibles entre sí. La de la escalera de evacuación es una. Que me la hace antes de poner la cubierta. Pero, oiga, cuando la construya la tendré que quitar. Pues veamos dónde hacerle hueco. ¿¡Que dónde qué!? De los 130.000 espectadores, estadio olímpico y centro deportivo, en una parcela donde todo eso no cabía, al amasijo sin alma actual. Lo real reina. Tras el adiós de FCC: ¿Se mantendrá la alfombra de silencio? ¿Los excesos consentidos de algún/a político/a metido/a a futbolero/a? ¿O nos arriesgamos a que un nuevo dueño, llámale Bankia o sucesor, airee la gestión realizada? Hábil Fabra quitándose de en medio. Y FCC. Tema delicado este de dejar la bomba de despropósitos que es Mestalla al descubierto.
Calma durante unas semanas en los despachos de Aguas de Valencia, cuyo presidente, Eugenio Calabuig, ha lanzado un nuevo mensaje a La Caixa en el reparto de dividendos. No sólo no cobrará Fainé, sino que el banco elegido para la cosa es, ay, el BBVA. ¿Acaso una clave de futuro sobre posibles fuentes de financiación del propio Calabuig?

Círculo cítrico



EL DESCONCIERTO citrícola bien puede considerarse el fracaso de toda una generación. Y la restauración del esplendor pretérito, un fabuloso reto para la siguiente. Un objetivo al que cabría dotar de una potente Estrategia Naranja 2020. Teníamos la exclusiva de un producto con prestigio mundial, Valencia se postuló como sede de un mercado de futuros cuyo éxito habría causado estupefacción en el resto de España, y recelo entre los operadores de Londres y Chicago. Pero no se supo administrar esa ventaja, convertirla en una palanca para el desarrollo. Javier Megías cita en su blog las palabras del israelí Yuval Cohen (StageOne): "Hay una buena coincidencia entre Israel, California (Silicon Valley) y España: los tres eran exportadores de naranjas en el pasado… ¡Pero a España todavía le queda evolucionar!"
Hoy se da por satisfecho el agricultor que coloca el kilo de navelina al precio de hace 20 años. ¿Qué ha pasado en este tiempo? Una potente transformación tecnológica: la tradicional forma de riego a manta, dependiente durante siglos del acceso al agua, ha sido sustituida en un plazo extraordinariamente corto en términos históricos, por el riego a goteo, y la naranja brota donde hasta hace poco sólo había cabras. La producción se ha disparado, y las cinco o seis hectáreas que antes permitían a una familia vivir de los cítricos no compiten hoy con la mano de obra barata de África. Porque la gran distribución ha sabido utilizar hábilmente el incremento de oferta, fomentando la apertura de la UE a los cítricos de Marruecos, Israel o Egipto, para hundir los precios.
Hay desorden en el campo, el más formidable vivero de economía sumergida. Pese a que, en línea con el mayor celo inspeccionador de otras administraciones, entes como el Seprona se están aplicando a fondo con los incumplimientos, en su caso medioambientales. Comarcas como La Ribera hablan de persecución. Y más: los técnicos de cooperativas se hacen cruces con la subida de pólizas de Agroseguro en hasta un 400%. Qué caos.
Es en este territorio, tan fértil como ahíto de plagas, en el que quiere dejar huella ahora el presidente de Mercadona, Juan Roig. Su premisa es garantizar precios estables a quienes agrupen parcelas citrícolas. En fin. Quizás una Estrategia Naranja 2020 y el empeño del empresario valenciano logren la cuadratura del círculo cítrico.