jueves, 28 de junio de 2012

Ser uno más

CON LA LLEGADA de José Antonio Iturriaga a Banco Valencia, el equipo de administradores del Frob adquirió una mayor visibilidad. Hoy muchos empresarios y dirigentes pueden decir que los conocen personalmente. Para bien o para mal, claro. Fue Iturriaga quien trasladó directamente a la cúpula de una organización empresarial que la cacería, la exigencia de responsabilidades, iba a ir hasta el final. Y lo tienen bien atado. Si en algo hay coincidencia general es en las dudas de los técnicos del Frob sobre los ex gestores del banco y... Eugenio Calabuig. Se atribuye a otro administrador, José Manuel Oliver, la cifra de 100 millones de agujero por los negocios medio privados, medio corporativos de un solo directivo y la salida a paseo del fantasma de IZPA, sociedad creada por Domingo Parra y Aurelio Izquierdo, a ver qué tumbas visitaba.
Sí, Iturriaga trajo un nuevo aire al Frob en Banco Valencia, acorde con su impronta en Cajasur y CAM, un estilete hasta las entrañas, revisando modelos y pautas de trabajo. Víctor Beristáin, el hombre de hierro que a tantos ha llevado al límite en la refinanciación de créditos, cede paso. Iturriaga es el nuevo director general. Lo cual no deja de ser sorprendente para los que conocen los pasillos del Banco de España. «Nosotros no sabemos gestionar bancos», suelen decir sus técnicos, «sólo supervisar, nuestra forma de entender el riesgo no es la de un profesional del sector».
De ahí que tanto el nombramiento de Iturriaga como el de José Vicente Morata, presidente de la Cámara (no ha habido mano de Dios en su elección, ohlalá!), avente tres reflexiones: 1) El Banco de España cambió hace tres meses claramente su actitud respecto a Banco Valencia, comprendió que debía respetar el peso simbólico de la entidad en la sociedad valenciana (los más entusiastas atribuyen ese giro a la presión política local, de Barberá  y Fabra) y buscó aliados (bonita historia paralela) para establecer contactos; 2) Los administradores no son gestores, pero defienden el interés del Estado, de modo que al colocar a Iturriaga el Frob nos dice que el proceso se va a alargar; y 3) La supervivencia de la entidad se toma en serio, sólo así se explica un movimiento tan arriesgado como el de Morata, cuya actividad estará bajo sospecha, le guste o no, porque Banco Valencia compite en un sector despiadado, el financiero, y ¿cómo puede sentar a Sabadell o Bankia que el Estado fiche al presidente de la Cámara? Más que nunca le hará falta que su equipo le proteja.

lunes, 25 de junio de 2012

Aire a concurso

HAY MIEDO. Dinero en metálico escondido en cajas fuertes, bunkers que se abren con la huella digital, conversión de euros en otras monedas, en fin, el dólar. Almunia y su irresponsable juego de palabras con la liquidación de Banco Valencia dio la puntilla al dinero local. Hasta una universidad retiró de golpe sus depósitos asustada por el comisario europeo. Un error inconcebible.
Se acaba el aire porque la banca ha decidido que refinanciaciones y renovaciones de líneas de crédito sólo a empresas que acrediten que podrán devolver el capital. Ya no sirven garantías hipotecarias con patrimonio personal. Nada. Sólo cash. Con un ICO en atmósfera cero, elevando su cota al euríbor+6%, en el pantano lo que hay es lodo.
Se agota el oxígeno porque, si el mercado no crece, la economía valenciana se aboca al canibalismo. Esa es la situación que viven empresarios y, sobre todo, profesionales liberales: abogados, asesores fiscales, notarios —alguno muy notable ha salvado ya dos concursos necesarios—, no me extrañaría que hasta odontólogos. Con el cuchillo entre los dientes, cuestión de supervivencia.
Uno de los ámbitos en los que este fenómeno se percibe con más claridad es el concursal. La nueva ley reduce a uno los administradores que debe nombrar el juez, es decir, el mercado se ha recortado en dos terceras partes. Menudo ruido de sables. ¡Indescriptible el apasionamiento con el que algunos se postulan para el concurso de Cleop! Aunque, ay, sus colegas les advierten: al ser una empresa cotizada, el honor de nombrar le corresponde a la CNMV, así que vayan olvidándose. Y circula que a la constructora de Carlos Turró le presentó el concurso necesario nada menos que Crédito y Caución, especializada en avalar operaciones en el mercado internacional. Y es que ésta podría haber cambiado su estrategia, y en vez de demandar por incobro habría pasado a instar concursos necesarios. Una escabechina. «Aquél a quien aprovecha el crimen es quien lo ha cometido», dice Séneca.
Y a todo esto, ¿dónde está el Consell, dónde las caras nuevas de Fabra? A los empresarios les cansa el retraso. Aplausos por la reconversión de un Ivex que demostró ser de lo más prescindible (pese a lo cual Mar Casanova, la ex, no se baja de la secretaría autonómica). Y alerta con el Impiva: su última Orden de ayudas... ¿es para unos empresarios a los que no va a pagar? ¿O sólo sirve, como las de los dos últimos años, para justificar su abultada plantilla?

jueves, 14 de junio de 2012

Sube la tensión

¿EN QUÉ estaba pensando una caja de ahorros gobernada por políticos, como Bancaja, y su filial Banco de Valencia, al crear sociedades en Holanda para eludir el pago de impuestos? «Cuando entramos en el negocio, las empresas ya existían, incluso la estructura del edificio en primera línea de Cancún; por lo visto, a los socios mexicanos les gusta que les paguen a través de compañías holandesas bajo la forma BV»... ¿Cómo dice?
El Frob cumple su palabra al elevar a la Audiencia Nacional su temido informe pericial. Y la tensión ha subido de forma brutal. Ya lo avisamos: los apellidos valencianos iban a pasar por la mesa de los administradores (no ellos en persona, claro, sino sus empresas), y así ha sido. ¡Naturalmente que me creo que un comensal de la arrocería Pilsener estuviera a punto de liarse a tortas con un ex ejecutivo de banca local, con él!
El concurso de acreedores de Cleop es todo un aviso para navegantes. ¿Se reconocen en este esquema?: Carlos Turró decía que su deuda estaba en manos de CAM, Bankia y Banco de Valencia. Los otros amigos, hoy fríos liquidadores. ¿Si cae Cleop, a cuántos les aguarda la guillotina? Como para encima aparecer en el informe del Frob. Ya hemos proporcionado algunos apellidos: sólo en la aventura holandesa aparecen el omnipresente Ortiz o el sorprendente empresario balear del ocio y ex dueño del RCD Mallorca, Bartolomé Cursach, un amigo de Matas que alardeó durante años de ser el hombre del Banco de Valencia en la isla. Y luego están los que se asociaron en los negocios inmobiliarios de Parra y Aurelio Izquierdo, ex director general de Bancaja. Y el asunto de Aguas de Valencia, cuyo presidente, Eugenio Calabuig, teme una inminente llamada del Frob para pedir la ruptura de la sociedad conjunta (¿podrá el Frob, ayudado por Broseta Abogados, con Garrigues?). Y los que aún faltan por salir. Un avance: Curiosos los socios escogidos por un empresario emergente, casi desconocido, después de quedarse el bajo de un fantástico edificio en Barcelona. Y así.
¿Se midió en condiciones de igualdad a todos cuantos acudieron a pedir crédito? ¿Hubo un banco paralelo? Todo se sabrá. Esta es la información que interesa a los pequeños accionistas que no se salieron a tiempo del Banco de Valencia, compraron a 3,75 los títulos de Bankia o se quedaron con las participaciones preferentes y ven cómo ahora Goirigolzarri amnistía a los que cometieron el mismo error en Caja Madrid.

jueves, 7 de junio de 2012

Ya heredarás

NO PODEMOS NEGAR como sociedad un estilo peculiar en la transmisión del poder. Hay sagas familiares dedicadas a la cosa, tal que la de Fabra; hay profesionales especializados en el arte de mantenerse a flote, como Antonio Tirado; y hay muchos empresarios, muchos, que siguen al frente de su negocio o sus organizaciones convencidos de que después de ellos viene el caos, abiertos a un relevo suave que nunca acaba de producirse, caso del histórico del mueble Mario Mariner, que va yéndose desde hace un tiempo del Instituto de Empresa Familiar, Ivefa, con la candidatura de su hijo sobre la mesa.
La crisis está acelerando esa renovación generacional que en una década habrá transformado radicalmente el rostro de instituciones públicas y privadas. Y lo está haciendo en muchos sentidos. Me temo que el pormenorizado rastreo del Banco de España en las alcantarillas del Banco Valencia servirá para hacer una criba de potenciales candidatos a presidir la fundación especial en la que se convertirá Bancaja. Al tiempo.
Y enorme expectación por saber cómo será ese nuevo ente, o más concretamente, quién entrará en sus órganos de gobierno después de que las tres patas sobre las que se sustenta todo el proceso digan su palabra: asamblea general, Generalitat y Protectorado de Fundaciones. Digamos que, para decepción sindical, es poco probable que se siga el generoso modelo de la Fundación Caja Castilla-La Mancha, creada en octubre de 2010 y único referente en marcha. Su patronato está nombrado por las Cortes autonómicas (6 miembros), las diputaciones (4), los municipios (4), y atención: el ¡CES! (6 patronal, 3 CCOO y 3 UGT). Una alineación como para que el PSOE saque pecho, madre mía.
Si Alberto Fabra aguanta la presión, no habrá sindicatos, o serán testimoniales, y se abrirá la puerta a los empresarios y las universidades a través de la fórmula de las entidades de reconocido prestigio. Se quiere que haya patronos a título individual dispuestos a aprovechar la Ley de Mecenazgo, aunque las gestiones son tibias. Y luego está Rato, convertido, como presidente de Caja Madrid, cosas veredes, en gran defensor de la participación de Bancaja en BFA-Bankia.
Herencias también en las organizaciones empresariales. El ERE en la patronal anticipa un nuevo panorama. Con unos sectores reforzados que apuntalan a la CEV, aliada de la Cámara que se queda como pulmón de profesionales. Y el Grupo Cepymev (Morata, Lafuente, Folgado, Navarro, Aguado...), convertido, con la complicidad de la construcción, en el gran aglutinador alternativo a AVE. Lean entre líneas: la exitosa colocación de la sede de la Cámara a Hacienda, aplaudida en pleno por la vocal de Mercadona, Pau Villalba, demuestra que Morata dispone de un equipo de fontaneros comprometido y de nivel. ¿Quién se queda fuera de este nuevo mapa? En efecto, Cierval. González lo sabe, y se lo han dicho. La figura del secretario general, Javier López Mora, ligado a una territorial, está en el centro de las miradas.

lunes, 4 de junio de 2012

El golpe

CIRCULA entre los directores de oficina de Bankia, a los que la dirección mantiene asistidos vía e-mail con una precaria sucesión de argumentarios, papel de fumar en la soledad de la trinchera, la anécdota de que un cliente de una sucursal del interior de la provincia de Valencia entró un día en el despacho  con una escopeta vacía. «La próxima vez, estará cargada», fue su advertencia. Así están los ánimos tras el fiasco de las participaciones preferentes, vendidas abusando de confianza y reconvertidas en unas acciones bajo interrogante, que los afectados tuvieron que comprar por encima de su valor en Bolsa y que ayer cotizaban a 1,14 euros.
Pero lo que puede encender la mecha del estallido social contra Bankia en la Comunidad no es sólo que miles de ahorradores hayan visto evaporarse su dinero sin poder impedirlo, sino el cruel agravio que se producirá cuando se dé solución a los que compraron preferentes de Caja Madrid sin que sufran, en cambio, pérdida alguna. Así lo anunció Goirigolzarri, y así será. Ya sea convirtiéndolas en obligaciones a diez años con un interés atractivo, ya cambiándolas por un producto similar, la clave es que mantendrán su valor real. Un absoluto escándalo auspiciado por el porder público, ante el que el Consell guarda insoportable silencio.
La historia de Bankia antes de la nacionalización se recordará, en fin, como la de un monumental engaño masivo, una mentira intencionada y piadosa a partes iguales, a la que la complicidad de Banco de España dio la pátina de credibilidad indispensable en todo golpe de esta naturaleza y dimensión. Por eso, ahora que ni Olivas ni Rato continúan en sus puestos, es oportuno sacar a la luz algunas de las verdades ocultas y las falsedades difundidas en los dos últimos años.
Por ejemplo, la de las condiciones en las que se negoció la fusión. La realidad, frente a la versión oficial, es que en el momento de realizar la valoración de Bancaja y Caja Madrid la due diligence de la primera preveía unas pérdidas de 800 millones de euros en 2012 y de 900 millones en 2013, mientras que la entidad entonces presidida por Rato se apuntó beneficios para ambos ejercicios.
La realidad es que Caja Madrid no ha respetado aspectos clave de los pactos  alcanzados en el verano de 2010. Se acordó entonces que el 38% de los servicios centrales se mantuvieran en Valencia; que Bancaja nombraría a ese mismo porcentaje de representantes en las empresas participadas (Mapfre, IAG, Iberdrola,...); o que la sede operativa del holding industrial de la futura Bankia se instalaría en Valencia.
La realidad es que Bancaja fue partidaria de que las cajas tuvieran participación directa en BFA y en Bankia, sindicando acciones si fuera necesario, de modo que si se hundía la primera se pudiera aguantar la obra social a partir de los rendimientos que generara la segunda. Pero Rato se opuso para controlar todo el negocio a través del 51% de BFA.