viernes, 4 de octubre de 2013

Calidad y atajos

¿PARA HACER QUÉ? Esta pregunta debe estar presente en cualquier debate sobre estrategia territorial a medio y largo plazo. Innovar, sí, pero ¿para hacer qué? No todas las tecnologías merecen que se apueste por ellas. Invertir, sí, pero ¿para hacer qué? Cambiar el sistema de representación empresarial, sí, pero ¿para hacer qué? Organizar a la sociedad civil, el último gran mantra en circulación en nuestro menguante espacio público, sí, pero ¿para hacer qué? Porque nuestra Comunidad es especialista en trazar viajes a la luna desde una salón lleno de goteras.
En un sugerente ensayo, extraído de su libro The Great Degeneration, el británico Niall Ferguson pone de relieve cómo la mejora de la calidad de las instituciones ha influido en el despegue de las economías emergentes. Lo cual le lleva a la inquietante pregunta de si el constatable deterioro de la calidad de las instituciones en EEUU podría poner en riesgo su primacía mundial. Eso nos pilla muy lejos, sí. Pero Ferguson pone el acento en algo que debería constituir el primer y más prioritario pilar de una estrategia de futuro, un reto por el que movilizar a la sociedad civil: la calidad de nuestras instituciones.
El listado de cosas que no se hacen bien, si los empresarios tienen la oportunidad de abocarlas, abruma. La odisea para que una empresa extranjera obtenga un CIF; la imposibilidad de compensar deudas entre administraciones; el retraso en la devolución del IVA de exportación; la desaparición de bonificaciones a la contratación una vez incorporados los empleados; el bochornoso incumplimiento de la Ley de Morosidad; la falta de margen para que Hacienda y Seguridad Social sean flexibles en la negociación de deudas de empresas; el cierre del mercado de seguros a la exportación; el bloqueo del ICO, Reindus o CDTI, entes gubernamentales; la implantación de una cultura democrática en los partidos políticos y de la meritocracia en la Administración... El tema de nuestro tiempo es convertir este país de atajos en una estable plataforma para hacer negocios. Comencemos por ahí, antes de subirnos al cohete a la luna.
Apunte doble final: En cuanto al futuro del presidente del Puerto, Rafael Aznar, a quien los empresarios han respaldado en efecto, preocupa más la intranquilidad que causa la denuncia en Puertos del Estado —«Madrid se pone nervioso con estas cosas»— que la actuación del juez. Aunque ya en enero se calmaron esas aguas.
Y la jugada de promover a Gonzalo Pino como líder del metal en UGT le puede fallar a Conrado Hernández. De momento, Ismael Sáez se ve ganador. El secretario general en el alambre.

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