jueves, 19 de julio de 2012

El juguete roto

«SI EL CONSELL quiere recuperar su credibilidad en materia de gestión debe aprovechar ese macroajuste que se avecina para regenerarse de arriba abajo. El campsismo ha derivado en un manto de acomodaticios que escandaliza al mundo de la economía. Si no se anulan prebendas, tratos de favor, excesos incontrolados y manifiestas incapacidades para ejercer cargos, corremos el riesgo de que el problema se enquiste. Una de las cosas que más llaman la atención a los empresarios es la capacidad de los místicos de Caballeros para convencerse de que nadie conoce lo que está en boca de todos». Esto decíamos cuando había que decirlo, cuando Camps todavía estaba en la presidencia de la Generalitat, cuando la mayoría callaba. Ahora que el juguete preferido del PP, su esquinado Canal 9, se rompe, al menos ahora, actúen con decencia.
Hace un año planteábamos también la cuestión de cuántos de los que formaban parte del círculo de Camps y sabían que iban a ser laminados por Fabra, cuántos de ellos conseguirían empleo en el sector privado. Hoy sabemos la respuesta: ni uno. Ahí está Pablo Landecho, el que más esperanzas suscitaba, recolocado aparentemente a su pesar en el Consorcio Valencia 2007. Ahí está, paralizado porque le falta director financiero y la autorización no llegará previsiblemente antes de septiembre. Lo cual que hasta finales de año no se conocerá el nombre del susodicho director financiero. Y hasta entonces nada se puede mover y para qué.
Normal el monumental cabreo de los ciudadanos, a los que hay que decir que, pese a todo, es ahora cuando empiezan a arreglarse las cosas. Aunque el paisaje después de la batalla quizás no sea del gusto de todos. En medios jurídicos se habla con escepticismo del final de la causa judicial del Banco de Valencia. La jurisprudencia de este país demuestra que las penas por delitos económicos se reparten en proporción inversa a los ingresos. Y no hay noticias claras sobre el futuro de la entidad.
En fin, nadie creyó en la profundidad de la crisis cuando se anunciaba en 2008-2009, nadie cree ahora en que la recuperación va a llegar. Pero ambas cosas eran/son ciertas. Tengan fe. Piensen en la paradoja que se ha generado tras los planes de pago a proveedores municipal y autonómico: «La situación financiera de mi empresa se ha arreglado, pero no tengo actividad», afirma un destacado empresario de la construcción. Por algo se empieza.

jueves, 12 de julio de 2012

Reflejos y minas

QUE TENGAN que venir de fuera para que podamos mirar nuestro reflejo es el sino de una sociedad que se niega por principio a examinarse en público. Muy mediterránea ella. Sucede que no de otro modo, no sin el impulso regenerador procedente de Génova, habría conseguido Fabra descabalgar a los jinetes imputados de su escuadrón popular; y sin la tarea del Frob, cualquiera sabe si hubieran aflorado las relaciones peligrosas en torno a Banco Valencia y Bancaja, que se podían trazar con sólo disponer de internet y conocer las siglas IZPA, y que implican a destacados apellidos empresariales locales.
La cuestión es hasta dónde va a llegar el Banco de España, ahora que el nuevo director general, José Antonio Iturriaga, se marca una estrategia a tres o cuatro años. De momento, se especula con que los miembros del consejo del Banco de Valencia no se incluyen en las investigaciones del Frob, cuestión esta que no deja de suscitar toda clase de teorías. A los administradores se les aconseja apuntalarse con nombres propios valencianos, porque lo contrario es caminar de noche en un campo minado. Y todos alerta, suenan trompetas de cambios, en el equipo directivo que comanda(ba) Víctor Berastain y entre los propios administradores.
En otros barrios, anda la Generalitat necesitada de calor empresarial, mientras los patronos le piden más visión a medio y largo plazo. Cierto es que algunos, com el incombustible Enrique Ballester siguen desafiando la atonía general con proyectos. Pero ojo a los históricos, mucho ojo, que sus caídas hacen mella en el tejido empresarial y en la propia sociedad. Cuidado con los Lladró, la brecha entre hermanos se agranda y hasta el BBVA se atreve a quedarse sus inmuebles, como aquel edificio de Valencia, en la orilla opuesta de las Torres de Serranos.
El Consell tiene que poner la oreja y conceder dos cosas: un programa de ajuste creíble, porque al plan de reequilibrio que aprobó el CPFF le estallan todas las costuras (previsión de ingresos, canon de Sanidad...) y sin cumplimiento del déficit la agonía se alarga; y entorno favorable. Esta es la oferta a cambio: Convertir a la red de hospitales que circundan a Ribera Salud y a Aguas de Valencia en dos locomotoras de innovación, capaces de generar a su alrededor dos clústers de proveedores estables, uno sanitario y otro de tecnologías de medio ambiente. Para eso hay dinero. Y sí que suena bien, oiga.

martes, 10 de julio de 2012

Prueba de fuego

SI UN PRESIDENTE tiene que convocar a 23 pymes, apretados sus representantes en alargada mesa, para enterarse de qué necesita la economía y cómo reactivarla, en el quinto año de la crisis, el paso natural siguiente debería ser destituir a sus directores generales y secretarios autonómicos. Porque o no se enteran, o si se enteran no se lo han contado, errores ambos que el ideario de Juan Roig no perdona a los sabios. Ay, el invento de Capavant, tan propio de los tics insustanciales del pasado, no fue una reunión secreta en el Palau. Los que fueron hablan. Y no son presidentes de patronales con el peso de la ruina sobre sus espaldas, sino pymes en buena forma, sorprendidas por el choque de realidad que supone ver que al otro lado del muro institucional no hay soluciones, ni claridad de ideas aún. O sea.
Cuando nadie quiere invertir, como sucede ahora, no queda más remedio que acertar en los desafíos. Como el de diseñar el futuro de la dársena del Puerto de Valencia, asunto que puede marcar el ser o no ser de la ciudad. O el demoledor incendio de Valencia, que pondrá a prueba la imaginación y la capacidad de gestión de nuestros gobernantes. Feo y equivocado es que Rajoy no planificara una escala en su viaje a Kiev. Más allá está la tarea de reconstrucción. En los viejos tiempos, Camps nos inquietaría con un súbito Plan Reverdece, inspirado powerpoint, plas, plas, en multitudinaria convocatoria. Ahora, no debe ser así. En el sector privado, algunos intentarán convencer a Fabra en los próximos días de que hay «solución empresarial» a esta catástrofe. ¿La titánica tarea de sustituir cenizas por vida convertida en un sector económico? Atractivo consuelo.
Son días en los que el presidente de Adif, Enrique Verdeguer, se mirará al espejo y resoplará de alivio al recordar que se le ofreció la vicepresidencia valenciana de BFA antes que a Francisco Pons, siendo todavía conseller, pero lúcido. La investigación del Frob está desnudando a un sector financiero habituado a enhebrar intereses públicos, privados y mixtos sin distinguir el origen. Gracias al rastro que va dejando el Frob, por ejemplo, sabemos que Bancaja y Banco de Valencia crearon tres sociedades, una por provincia, para almacenar los activos inmobiliarios que recibían vía dación en pago. Cuál fue el criterio para buscar sus socios privados, no se sabe. Lo que sí se conoce son los elegidos: en Alicante, Enrique Ortiz; en Castellón, Eugenio Calabuig; y en Valencia es Nau.