domingo, 27 de mayo de 2012

¿Una hora antes?

Imaginen una conversación con el candidato a presidir Bancaja, Antonio Tirado, una hora antes de que arrancara el consejo de administración del pasado lunes. Podría haber transcurrido así.
–¿Por qué no dimite usted al igual que lo hace José Luis Olivas?
–Ceso en unos meses por cumplimiento de mandato y no tengo intención de instar mi reeelección. No sé por qué tengo que dimitir ni yo ni el resto de consejeros.
–Le doy una razón para dimitir: Porque si no lo hace, usted será elegido presidente.
–Yo no he llamado a nadie para ser presidente de Bancaja. Si el presidente Fabra me lo pide, por supuesto que no me presentaré. Lo que quiero es descansar. Alguien me propondrá y se votará. Y si se presenta otro candidato estaré encantado. No asumo la presidencia de un banco en funcionamiento, sino una transición para ser fundación.
–¿Cómo explica a la sociedad que se elija presidente de Bancaja a alguien imputado por mala gestión en Banco Valencia?
–Si estuviera imputado dimitiría de cualquier cosa. Ni tengo imputación ni se me puede hacer ningún reproche. En el caso de la querella de los pequeños accionistas del Banco de Valencia, el fiscal ha pedido un informe al Banco de España y, como éste sabe que no hay causas generales, sino individualizadas, está haciendo la auditoría correspondiente. En el Banco de Valencia yo no era consejero, representaba a una empresa presidida por la matriz. Tenía que aportar criterio, pero estaba obligado a seguir lo que ésta marcara. Es implanteable una acción social de responsabilidad, como la aprobada en junta de accionistas, hacia personas que no sean administradores de hecho.
–Usted podría ser relevado del consejo de Bankia en breve por el Frob tratarse de un consejero de origen político. ¿Cómo explica que lo que no le sirva al Frob en Madrid valga a los valencianos aquí?
–Serían injustos conmigo si no me permitieran ser presidente por este motivo. No he sido profesional de esto, ahí están mis declaraciones de la renta. En Bankia, el Frob me mantuvo en el consejo por mi cualificación. Buscarme perfil político es tremendo.
–Usted no ocupa el puesto por su cualificación, sino por la fusión con Caja Castellón.
–He sido elegido por ayuntamientos y por las Cortes Valencianas, con acuerdo de los dos partidos mayoritarios. Por algo será.
–No por su cualificación.
–Si aplica ese criterio, dígame qué consejero no es político.
–Exacto. Por eso hace falta una regeneración. ¿Por qué no dimitió si no le gustaba lo que veía en Bancaja y Banco Valencia? Ni siquiera aprovechó la salida de Olivas.
–Nadie en el consejo de Bancaja votó en contra de nada. En el Banco de Valencia debía votar lo que votase la matriz que estaba en la sociedad dominante. Yo no tenía conciencia de cosas que han aparecido después...
En fin, si sucedió o no esta conversación, es lo de menos. ¿O no? Apuesten.

jueves, 24 de mayo de 2012

El premio fácil

ABOGADOS, abogados. La vida económico-política valenciana está en sus manos. Un socio de Deloitte diseña desde Madrid la reestructuración del sector público empresarial. El equipo de auditores de la firma en Valencia, que lo son de Bancaja y Banco de Valencia (y también de Mercadona, oye), está descabezado desde hace unas semanas por baja del responsable. Sobra tensión. Otro abogado, Antonio Tirado, vio pista libre para dirigir la conversión de Bancaja en fundación y después ya veremos quién se queda de presidente. Estuvo a las puertas de conseguirlo. Escandalizada Génova, Alberto Fabra dio un paso atrás y frenó su elección, confirmando la impresión de que la música del Consell es nueva, pero no controla todavía todo el Quién es Quién valenciano.
Esto último se subrayó ayer en la presentación de los Planes de Incentivo de la Conselleria de Economía en el Palau. ¡Menudo mosqueo de las patronales!: 1) los planes se han diseñado al margen de ellas, 2) no se creen las medidas presentadas por el conseller Máximo Buch y, sobre todo, 3) tiene bemoles anunciar 150 millones en ayudas cuando no se han pagado aún las de 2010.
De abogados se habló en el sainete del consejo de administración de Bancaja del lunes. Entre los pocos asuntos que se abordaron, además del nombramiento del presidente, estuvo la propuesta de contratar a un bufete para defender a la entidad en los frentes judiciales abiertos. De momento en los del Banco de Valencia, pero asoman ya otros a raíz de amistades peligrosas como la del constructor alicantino Enrique Ortiz. Ups.
Valencia se ahoga entre palabrería de abogados, mientras las oficinas se vacían y las sedes corporativas emigran. La solución provisional que encarna Tirado es la menos indicada en un momento en el que Bancaja se juega retener o no algo de peso en BFA. El Frob no está para contemplaciones, sabe que cuanto más valor reconozca al banco malo de Rato menos entusiasmo despertará en la gran banca que va a quedárselo. El BdE quiere, con Shakespeare, que «ganar tan fácil convierta en fácil el premio».
La defensa de esa participación en BFA debe ser asumida, de forma interina, por Tirado y el director financiero, Aurelio Izquierdo, que para eso está.  Es hora de que Francisco Pons dé también un paso adelante. En sus manos hay instrumentos como la impugnación del valor que otorgue el Frob. Pero encargarles esa responsabilidad es delicado, porque llevan implícitas cargas personales serias. Cuando Bancaja se convierta en fundación, ¿qué pasará con los empleados actuales de la caja, Izquierdo incluido? ¿Y con Tirado, convertido desde hace un par de décadas en presidente vitalicio de la Fundación Caja de Castellón?

jueves, 17 de mayo de 2012

Motor de búsqueda

«MENOS MAL que Domingo Parra nos maltrataba», confiesa un destacado empresario, «de lo contrario habríamos tenido que…» Hasta ahí se puede leer. El resto se convertirá probablemente en materia informativa en los próximos meses, conforme el Banco de España culmine el TAC del Banco de Valencia. Algunos se arrepienten ahora de haber llegado demasiado lejos en sus amistades peligrosas, de no haber escuchado a quienes les advirtieron de que el camino más corto, a veces, impone el mayor peaje. Que tenga constancia, al menos dos empresarios desoyeron recomendaciones de esa naturaleza: Eugenio Calabuig, presidente de Aguas de Valencia, y los Parra Soriano, desvinculados desde 2007 de Porcelanosa.
En uno de los pocos consejos del Banco de Valencia que presidió Aurelio Izquierdo, salió a relucir este juego de cesiones y concesiones. Los consejeros estaban escandalizados de que algún empresario reclamara lo suyo ¡al propio banco! por los favores prestados. Y se ordenó una investigación interna sobre los negocios del ex consejero delegado. Sí, fue el socio de Parra en Gestor Inversiones IZPA quien puso en marcha la maquinaria fiscalizadora. Haya o no materia de causa judicial, Izquierdo actuó de forma correcta y el equipo de Mafo encontró a la entidad orientada en la dirección adecuada.
No faltan motivos de tristeza, o sea, tras la junta del Banco de Valencia. Silvino Navarro describió con precisión el expolio individual que supone que te rebajen, porque sí, el valor nominal de las acciones a 0,20 euros. El futuro es incierto. Banco Mare Nostrum se retirará de la puja si la obligan a fusionarse con otro, como Liberbank, y Carlos Egea deja de ser presidente. Pero aun así, no puede asumir un socavón de 10.000 millones en vencimientos a corto plazo. Egea necesita una fórmula inédita: el Frob no debería avalar el 80% de los créditos de riesgo, sino quedárselos directamente y entregarle en líquido la cantidad correspondiente para atender pagos. Difícil, no imposible. Pero es inevitable buscar ya alternativas a BMN, y sólo puede ser un grande. Pinto, pinto, el Santander podría quedarse CatalunyaCaixa o el Banco de Valencia. O los dos.
En fin, hoy cita en CEOE. A Madrid que se van nuestros líderes empresariales. Se les preguntará sobre la intervención de la Comunidad, a la que algunos ponen fecha. Y se preguntarán a sí mismos qué les pasa. El enfrentamiento con el ‘lobby’ AVE, una Cierval sin cómplices entre los grandes de la política local, que se resiente de tener un secretario con domicilio en Alicante, que falla a actos públicos, a la que se achaca parálisis, con unas sectoriales cada día más volcadas hacia la Cámara, recelosas de que la patronal se les adelante en el cobro de las ayudas de formación. Calma.

jueves, 10 de mayo de 2012

Fin de una era

ADIÓS a los días de vino y rosas, los jets privados a París y los yates por las islas griegas. Días en los que, hartos de rellenar el cuerno de la fortuna que empuñaban otros, los ejecutivos de banca decidieron sumarse a la fiesta y descorchar el champán a la luz de la luna. Humanos somos todos, pero unos tienen más culpa que otros. Rodrigo Rato sabe que no se le llorará en Valencia, y Valencia es consciente de que la salida del presidente de Bankia es el primer paso para aniquilar los restos de las cajas de ahorros que aún quedan en la banca. La cuestión es si habrá tiempo para una última renovación de asambleas y consejos antes de convertirlas en fundaciones, o si ya ni eso. Madrid y su presidenta saborean la amarga pérdida de un centro de poder, el control de un gran banco nada menos. A Esperanza Aguirre le queda como consolación su Caja Madrid —de la que, ojo, Rato sigue siendo presidente, escuela Olivas—, y su cuota en La Caixa, que es la misma que la de Artur Mas. Esta entidad, cuyo idioma oficial es el español, ha demostrado, con eficiencia y agilidad comercial, que la única vía para la supervivencia del modelo pasaba por dejar a los políticos en minoría. En Bankia desembarca un Goirigolzarri cuyo primer acto público, tras embolsarse una jubilación anticipada de 52,4 millones a los 55 años, tuvo lugar precisamente en el Centro Cultural Bancaja, lleno entonces de rumores de desaprobación. La dimisión de Rato amplía el margen para que el comprador del Banco de Valencia explote su carácter de entidad local. Que se lo digan al Banco de España, que está poniendo al día su directorio de ejecutivos y empresarios conforme bucea en sus entrañas. Es curioso que pocos supieran de la estrecha relación entre Domingo Parra y Aurelio Izquierdo, ex jefes de Banco de Valencia y Bancaja. Amistad de patio, debieron pensar los vecinos de su finca cuando instalaron sus viviendas uno en la planta superior del otro. También para ellos han acabado los días de vino y rosas tras sus aventuras inmobiliarias en Gestor Inversiones IZPA. En los pasillos del Banco de Valencia se dice que el Frob no debe tratar por igual a todos los consejeros, porque no todos tuvieron la misma capacidad de decisión. Y se sigue de cerca el trabajo del interventor José Manuel Oliver. Algunos creen que podría haber identificado ya el agujero atribuible a Parra y sus sociedades. Tres dígitos, dicen. No sé. El ex consejero delegado abre despacho en un local de las familias Gómez-Torres y Gómez-Trénor, en Comedias con Paz. Todo sea dicho.

jueves, 3 de mayo de 2012

Sucursalismo

UNA DE las prioridades de Alberto Fabra después del Congreso del PP debería ser la de sacudir el enorme e inclasificable manto de administraciones en órbita, sacarlo de su onanismo y convertirlo en una maquinaria para atraer inversión y capital humano. Aquí cada uno hace la guerra por su cuenta. El Consell fía el futuro de la dársena de la Copa América a Rita Barberá. “Le hemos dicho que si nos necesita estamos a su disposición”, afirma alguien muy próximo a Fabra, “de momento no dice nada”. Mientras, la ciudad se vacía de sedes corporativas, delegaciones y ejecutivos. “Cuesta asimilar que Iberdrola Renovables pusiera su sede aquí, pero los directivos trabajen en Madrid”. Aún resuena aquella forma de definir a Camps que surgió, a modo de escritura automática, de labios del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, en una reunión de accionistas: “es un martillo pilón”. Ahora cuesta no reírse. Que se lo digan a los ayuntamientos a los que Iberdrola no perdona los intereses de demora de sus facturas. Sin coordinación, todos a merced de los grandes. El sector citrícola, esplendoroso durante el siglo XX, pudo ser el centro del mundo en los 90, pero optó por la desunión y las guerras internas. Ahora anda sumido en una dinámica degenerativa que lo relegará a un papel sucursalista en el comercio global. Ese es el espejo. En la economía actual, los grandes sólo negocian con los grandes y… con los mejores. A Cataluña se le ponían los pelos de punta en los 80 con sólo oír la palabra sucursalismo. Hoy, Manuel Palma respira aliviado cuando FCC confirma que acudirá al plan de pagos a proveedores de Paterna. Y así. Sin plan estratégico, como sociedad nos pasará algo parecido a lo que han vivido la elite del mítico centro de cálculo de Bancaja, el Cemeco: supieron vía e-mail de Bankia que en unos días su destino iba a ser una sucursal. Y gracias por los servicios prestados. ¿Será la repentina fiebre privatizadora del Consell una apuesta estructural? Aunque lo nieguen en público, la sombra de la intervención está muy presente. El Palau de la Generalitat es consciente de que si se consumara la presión sobre Andalucía y Cataluña habría que presentar un manirroto en el lado de los populares. Los más optimistas confían en que no pase de ser un farol de Montoro, y así pareció confirmarlo el lunes Beteta. Pero el plan de reequilibrio ha sido escrito al dictado y, si éste no basta, sólo queda un plan B. Consiste en mostrar al Ministerio una alternativa: Murcia, una comunidad en situación similar, pero de tamaño mucho más accesible.