jueves, 31 de octubre de 2013

No cruzará el puente de plata

HASTA PARA analizar la dimisión de Alberto Catalá se alude a los nuevos tiempos que se abren en la relación entre patronales y Cámaras de Comercio. Hay quien ve en la escena un puente de plata para la salida de José Vicente González de la presidencia de una Cierval desestabilizada, según algunos, por el viaje a ninguna parte de Alicante y los recelos de Castellón. En última instancia, la operación serviría para dejar todo el protagonismo, si fuera cierto el guión, al eje cada día más consolidado entre el presidente de la Cámara, José Vicente Morata, y el de la patronal provincial valenciana CEV, Salvador Navarro.
Pero la versión se cae por uno de sus extremos, dicen los próximos a González, porque éste nunca preferirá la Feria a Cierval, y por extensión a la vicepresidencia de la CEOE, en la que tan bien se mueve. Lo cual no es impedimento para que los lazos entre CEV y Cámaras se estrechen más y más, y lo que te contaré de aquí a final de año. Un movimiento que, por sí solo, obligará a repensar a Cierval. Quizás consiga despertar de nuevo la fe de todas las provincias en el proyecto autonómico; quizás logre aflorar un compromiso real de todos para que Cierval no tenga un papel secundario. Cualquier otra cosa sería un error.
El hecho es que los empresarios de Valencia trabajan desde hace tiempo en un pacto en firme para el reparto de papeles entre la patronal y la Cámara. Una, por su capilaridad, tiene acceso a muchas más empresas; y la otra asumirá pronto servicios de la Administración y, con ellos, sus fondos. Se habla de todo. Incluso de la famosa FP Dual, que podrían gestionar las patronales sectoriales, siempre que las Cámaras se queden con la certificación, que es lo que les interesa. Un pacto Cámara-CEV para empezar, negro sobre blanco, susceptible de ser elevado a la Generalitat para que ésta sepa, al redactar las nuevas normativas, qué límites se han repartido los empresarios; un acuerdo con vocación de saltar después a Alicante y Castellón, si éstas quieren, claro.
Los líderes autonómicos están obligados a comprender su nueva función. También los sindicales. Paco Molina lo vio desde el principio en CCOO, mientras Conrado Hernández busca el timón del barco. Pronto celebrarán sus congresos las federaciones del metal (MCA) y los servicios públicos (FSP). En la primera no habrá batalla para desbancar a Ismael Sáez, se aparca la opción Gonzalo Pino. Hasta la sección de Ford jugará la baza de apoyar la estabilidad... con condiciones.

jueves, 24 de octubre de 2013

¿Y el mirlo blanco?

HAY PALABRAS que pugnan por un lugar preferente en el campo semántico de la salida de la crisis. Pero hay una que las supera a todas en importancia y, como sucede con todo lo que requiere esfuerzo, está aparcada, a modo de solución de emergencia por si fallan todas las demás, y mejor que no lo hagan: La inversión. En el sector privado existe una asimetría entre oferta y demanda de financiación. La banca exige más garantías; y las empresas han ampliado el perímetro de activos que no están dispuestos a jugarse en una operación, que cuando pones patrimonio personal no duermes por la noche. Con tipos de interés todavía por encima del 7%, sólo se estudian operaciones con tasas de retorno de entre el 15% y el 20%. Y ya me dirás dónde se esconde el mirlo blanco. Hay que bajar mucho los precios para que la cosa cuadre. El resultado es un estancamiento inversor, con apenas algunas escaramuzas, que no conviene a nadie. Si esperas al capital exterior, ya sabes a qué atenerte. Y en ese círculo estamos.
No tienen las ideas más claras en el lado de la Administración. «Si vienen fondos de inversión en infraestructuras extranjeros estaré encantada de recibirlos», dice en privado la consellera Isabel Bonig. Pero son tiempos de salir a la búsqueda de dinero, con proyectos atractivos para un mundo global saturado de propuestas de obra pública. En todo caso sería un honor, hasta ahí hemos llegado, que se abriera la puerta de algún despacho en la City de Londres a un político valenciano. Caray, ojalá. Toca encontrar soluciones, resolver problemas sin recursos. Como el Acceso Norte al Puerto de Valencia, que ha perdido la condición de prioritario. «Los empresarios quieren hacer la obra, pero no pagar peajes, sino que se financie vía Presupuestos y eso no puede ser». Se atasca la inversión pública por un colapso de creatividad después de tres años sin licitar.
Entretanto, persisten las dudas sobre la adjudicación de contratos públicos. Las cosas son así. La ciudad de Alicante da tímidos pasos de apertura a compañías valencianas, inaudito, sin desatender su idilio con Enrique Ortiz, claro. Pero el presidente de la Diputación, Alfonso Rus, tiene mucha mejor reputación como dirigente del PP que como gestor de concursos. Y  se mira con atención la licitación del servicio de grúa de Rita Barberá. Por no olvidar la búsqueda del comprador del Valencia CF: a los mediadores se les ofrecía un bonus por cerrar con éxito la operación, y algunos le han dicho a quien corresponde que su política es tarifa fija por los servicios y una comisión, y lo otro suena poco serio. Así no hay quien invierta.

Modo pánico

EN MADRID las apuestas se inclinan por que Sheldon Adelson hará público que su proyecto de Eurovegas no recala en España. Aún queda un margen para la esperanza, el que está exprimiendo Ignacio González y todo aquel que puede mover algo. Pero se ve difícil. Si finalmente es que no, «Madrid entrará en modo pánico». Lo dice alguien que conoce a fondo los cenáculos de la capital, «la locomotora española tendrá que decirle al resto del país que no es capaz de crear empleo a corto y medio plazo», al menos el suficiente para una sociedad con 3,5 millones de parados, porque, y ahí está la clave de la historia, «sin Eurovegas se acaba la vía de la economía financiera, y sólo nos queda reconstruir la economía productiva», y ese no es un camino sencillo: «¿Quién va a invertir en España?» El capital entra, pero atraído por los bajos precios. No es inversión transformadora. Esto es el rastro.
La Comunidad debe crear 400.000 empleos para situarse al nivel de una región avanzada media, 325.000 si obrara el milagro de aflorar la mitad de la economía sumergida. Hagan un cálculo: una empresa de tecnología madura como Ford ha invertido 800 millones de euros para conseguir un incremento neto de un millar de personas. A 800.000 euros el puesto de trabajo. En el sector servicios y construcción el ratio es menor, pero ya sabemos que ambos son mucho más sensibles a los ciclos. Una estrategia a largo plazo debe basarse en la reconstrucción de esa rama productiva que empezamos a abandonar en los 80. En el caso de industria con tecnología avanzada, la inversión necesaria para crear un puesto de trabajo se estima entre el millón y los 10 millones de euros. En definitiva, sólo en la Comunidad, para llegar a tasas de paro aceptables, harían falta un par de cientos de miles de millones de inversión. Esa es la realidad. En tal escenario, el déficit de financiación de la Generalitat, siendo un asunto de extrema importancia, suena a cuestión menor. La máxima, principal, irrenunciable, absoluta prioridad es movilizar la inversión, privada, pública o del Espíritu Santo.
No nos quieren. No somos un territorio fiable. Al más alto nivel, al nivel geoestratégico. Restaurar ese crédito internacional debe ser la prioridad política y de la sociedad civil. Constituye el gran desafío de nuestra generación. Si no se consigue, no lo duden, nuestros nietos no tendrán el mismo nivel de vida que nosotros. Las resistencias son enormes. Dicen en Ribera Salud que los socialistas madrileños les advirtieron por burofax de las consecuencias de presentarse al concurso de los hospitales de Madrid. Pánico.

jueves, 10 de octubre de 2013

Para confiar

ES QUE TODO se reduce a una cuestión de confianza. La futura Fundación Bancaja, hablemos del asunto. Empapelada la fachada con 600 folios de informes del Banco de España que han aflorado gracias al caso Bankia, y que nos muestran a unos gestores e inspectores que o no vieron (los hechos se documentaron hace cinco años), o no reconocieron. Es un problema de confianza, digo. A ver: Si no ocupan el patronato de la nueva Fundación Bancaja los políticos, o sus desinados, quién debe hacerlo en su lugar. ¿De quién fiarse? Primera reflexión en profundidad de esa sociedad civil que esperamos como a Godot y que nunca llega. ¿Cuáles son sus referentes? ¿En qué personalidades e instituciones se refleja? Hay que revisar el tema. Pero en serio ya, no estas cosas que se hacen per a ofrenar... de fondo. Te topas con el juego político local, con la frivolité de unas Cortes en perpetuo estado de contemplación, mientras afuera la economía sobrevive a mordisco puro, y le vuelve a la mente George Steiner: «El símbolo de nuestra era es la conservación de un bosquecillo querido por Goethe dentro de un campo de concentración».
No se nombra al nuevo patronato de la Fundación Bancaja por razones políticas. Pero dígame quién debe ocupar los sillones, en quién está pensando la sociedad civil, que ya es hora de que piense por sí sola. Zafado Serafín Castellano de su asunto judicial, le ha puesto sobre la mesa al PSPV la reforma de la ley electoral, que reducirá el número de diputados. Y algunas cosas más. O es que Ximo Puig quiere que le regale la mitad del patronato de la fundación sin el preceptivo apoyo a lo que hay. Es el tema-trampa. Un pacto asimétrico PP-PSPV, que es como se arreglan aquí las cosas toda la vida.
Cuando esté listo el enjuague se pondrá fin a la trayectoria de Aurelio Izquierdo en la casa. Así se hará. Y con la indemnización millonaria que firmó en su día (salvo el plan de pensiones). A la pregunta de cuál ha sido su papel en la fundación, la respuesta es que alguien tenía que mantener el control de la información de Bancaja en los cajones. Con permiso del ex presidente-presidente Mas Millet. De lo que hay allí puede depender la suerte de imputados del caso Bankia, y ni es juicioso dejarla en manos de la entidad de José Ignacio Goirigolzarri, ni ésta tiene demasiado interés en meterse en más charcos.

viernes, 4 de octubre de 2013

Calidad y atajos

¿PARA HACER QUÉ? Esta pregunta debe estar presente en cualquier debate sobre estrategia territorial a medio y largo plazo. Innovar, sí, pero ¿para hacer qué? No todas las tecnologías merecen que se apueste por ellas. Invertir, sí, pero ¿para hacer qué? Cambiar el sistema de representación empresarial, sí, pero ¿para hacer qué? Organizar a la sociedad civil, el último gran mantra en circulación en nuestro menguante espacio público, sí, pero ¿para hacer qué? Porque nuestra Comunidad es especialista en trazar viajes a la luna desde una salón lleno de goteras.
En un sugerente ensayo, extraído de su libro The Great Degeneration, el británico Niall Ferguson pone de relieve cómo la mejora de la calidad de las instituciones ha influido en el despegue de las economías emergentes. Lo cual le lleva a la inquietante pregunta de si el constatable deterioro de la calidad de las instituciones en EEUU podría poner en riesgo su primacía mundial. Eso nos pilla muy lejos, sí. Pero Ferguson pone el acento en algo que debería constituir el primer y más prioritario pilar de una estrategia de futuro, un reto por el que movilizar a la sociedad civil: la calidad de nuestras instituciones.
El listado de cosas que no se hacen bien, si los empresarios tienen la oportunidad de abocarlas, abruma. La odisea para que una empresa extranjera obtenga un CIF; la imposibilidad de compensar deudas entre administraciones; el retraso en la devolución del IVA de exportación; la desaparición de bonificaciones a la contratación una vez incorporados los empleados; el bochornoso incumplimiento de la Ley de Morosidad; la falta de margen para que Hacienda y Seguridad Social sean flexibles en la negociación de deudas de empresas; el cierre del mercado de seguros a la exportación; el bloqueo del ICO, Reindus o CDTI, entes gubernamentales; la implantación de una cultura democrática en los partidos políticos y de la meritocracia en la Administración... El tema de nuestro tiempo es convertir este país de atajos en una estable plataforma para hacer negocios. Comencemos por ahí, antes de subirnos al cohete a la luna.
Apunte doble final: En cuanto al futuro del presidente del Puerto, Rafael Aznar, a quien los empresarios han respaldado en efecto, preocupa más la intranquilidad que causa la denuncia en Puertos del Estado —«Madrid se pone nervioso con estas cosas»— que la actuación del juez. Aunque ya en enero se calmaron esas aguas.
Y la jugada de promover a Gonzalo Pino como líder del metal en UGT le puede fallar a Conrado Hernández. De momento, Ismael Sáez se ve ganador. El secretario general en el alambre.