lunes, 19 de agosto de 2013

Invertir en uno



SI SALIMOS del laberinto en el que nos entretiene el pasado, la estrategia económica del próximo curso debe girar sobre un eje vertebrador prácticamente único, muy principal, auténtica torre de marfil de la acción política: movilizar inversión. Tanto la procedente del exterior, más líquida y ágil, pero, ay, también más desconfiada; como sobre todo la que tiene su origen en nuestro propio tejido productivo, que depende de esa financiación que la banca sigue sin facilitar.
El conseller Máximo Buch no está completamente de acuerdo con este análisis. Cree que la recuperación a corto plazo dependerá del consumo y el turismo, y ahí comenzará el movimiento, y con él la inercia positiva y la inversión y el empleo. Él sabe más. Pero desde que una industria estudia invertir hasta que contrata personal suele pasar entre año y medio y dos años. Lo cual significa que si conseguimos activar el músculo inversor ahora, estaremos reduciendo el paro en 2015.
En otros tiempos, la Generalitat no ha aplicado métodos exactamente ortodoxos en el estímulo de la inversión. El resultado se visualiza ahora. Nadie se interesa por los centenares de miles de metros cuadrados de parques empresariales de última generación del Consell, ubicados en «uno de los diez mejores espacios para la actividad económica del mundo», según subraya con insistencia, y cierta impotencia por qué no decirlo, gente cosmopolita y con recorrido en el comercio internacional como el vicepresidente del Puerto, Juan Antonio Delgado. Hubo años en los que la maquinaria tractora se reducía a un sólo elemento, Eduardo Zaplana, y después llegó el pensamiento líquido, y sucedía que los potenciales inversores simplemente no encontraban interlocutor. Ninguna de las dos fórmulas dio para un modelo sostenible en el tiempo.
El éxito en el cambio de estrategia que impulsa el nuevo Consell de Fabra podrá medirse en el destino de dos entornos interesantes e interrogantes: Feria Valencia y la Marina Real. En ambos casos, habrá que encontrar puntos de acuerdo con Rita Barberá, lo cual parece de por sí una complicación añadida, cuando no debería serlo, y ya empiezan a cansarse los empresarios de eso. ¿Dónde ubicamos a la alcaldesa en el rediseño societario de la Feria?_¿En la sociedad patrimonial o en la comercial? Aún no se sabe. ¿Y dónde llega la mano del Ayuntamiento en la Marina y dónde la de la Autoridad Portuaria? Mejor esperar acontecimientos... Para empezar, el cierre de los astilleros de Unión Naval de Vicente Boluda, que el Puerto quiere para sí, pero a ver lo que dice Rita de eso.

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