lunes, 19 de agosto de 2013

FCC y Mestalla



OTRA GRAN CONSTRUCTORA nacional que desmantela su estructura en la Comunidad Valenciana. FCC llegó a tener 640 trabajadores en los tiempos del abstracto voluntarismo político. Ahora se queda con 82, un 87% menos. Tan radical es la marcha de la compañía de Koplowitz, que si por estas cosas de la vida, que a veces suena la flauta y no sabes de dónde viene el aire, se reanudaran las obras del nuevo Mestalla, habría que trasladar a personal de Barcelona para ejecutarlas. Y ahí nos encontramos con un tema empresarial-político de fondo. El Mestalla. Un proyecto que FCC comenzó junto a Llanera, porque al parecer tan estupendo le resultó a Juan Bautista Soler (“él también querría volver, pásmate”), pero acabó arrancando junto a los Bertolín. Dos compañeros de viaje tan diferentes en lo empresarial, con tan similares referentes en lo político, al decir de algunos en el seno de la UTE.
El Mestalla. Un problema-crisol cuya luz ilumina casi cada gran acontecimiento de la última década. A la espera de alguien que restaure el equilibrio, quizás el propio José Ignacio Goirigolzarri. Bajo la cáscara de hormigón dormido del futurible, FCC ha mantenido unos pocos empleados este tiempo. Una factura mensual, con su aparte correspondiente para Bertolín pese a no tener personal allí, fórmula matemática de la indecisión. Y mientras tanto, idas y venidas de ideas tan improvisadas como incompatibles entre sí. La de la escalera de evacuación es una. Que me la hace antes de poner la cubierta. Pero, oiga, cuando la construya la tendré que quitar. Pues veamos dónde hacerle hueco. ¿¡Que dónde qué!? De los 130.000 espectadores, estadio olímpico y centro deportivo, en una parcela donde todo eso no cabía, al amasijo sin alma actual. Lo real reina. Tras el adiós de FCC: ¿Se mantendrá la alfombra de silencio? ¿Los excesos consentidos de algún/a político/a metido/a a futbolero/a? ¿O nos arriesgamos a que un nuevo dueño, llámale Bankia o sucesor, airee la gestión realizada? Hábil Fabra quitándose de en medio. Y FCC. Tema delicado este de dejar la bomba de despropósitos que es Mestalla al descubierto.
Calma durante unas semanas en los despachos de Aguas de Valencia, cuyo presidente, Eugenio Calabuig, ha lanzado un nuevo mensaje a La Caixa en el reparto de dividendos. No sólo no cobrará Fainé, sino que el banco elegido para la cosa es, ay, el BBVA. ¿Acaso una clave de futuro sobre posibles fuentes de financiación del propio Calabuig?

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