viernes, 31 de agosto de 2012

Reconstrucción

CAMINAMOS sobre cenizas, pero al menos, o quizás forzosamente, caminamos. El primer mes de agosto tranquilo desde el de 2006 insuflará seguramente algo de serenidad a una economía que, con gloriosas y deslumbrantes excepciones, puede al fin observar con calma las ruinas y afrontar el reto de su refundación. Qué queremos ser, es la gran pregunta que debe hacerse a partir de ahora la Comunidad Valenciana, mucho de cuyo territorio más valioso va a acabar en cuestión de días centrifugado a ese banco malo incógnito, que se quedará activos de la banca, pero ¿también al personal que se dedicaba a gestionarlos, que es lo que inquieta a muchos buenos profesionales a día de hoy?
Bankia parece haber marcado la senda, al comunicar elegantemente por carta, en julio, sin más explicaciones, el cese en sus cargos a la cúpula que fue de Bancaja Habitat, incluido el aún consejero de la caja, Ángel Villanueva. A partir de ahora, la entidad de Goirigolzarri se sentará en los consejos de administración de las 200 sociedades, ¡200!, que comparte con empresarios locales, por decirlo suavemente... con otra cara.
Porque la clave es si la reconstrucción por venir surge de nuestras entrañas o nos viene dada, como casi siempre. De esto saben bien los empresarios alicantinos, que están comprobando cómo también el Sabadell implanta a toda prisa en el territorio CAM su modelo profesional de banca. A Alicante se ha ido su hasta ahora hombre fuerte en Valencia para la gestión de activos, José Bononat, a regir las cuatro provincias en las que se ha dividido ese territorio  a esos efectos —una de ellas, Benidorm, ella solita bien vale una UGA—, a acabar con esa forma de entender las relaciones con los promotores que a tantos malentendidos ha conducido: «no, quien manda no eres tú, soy yo». Malditos pronombres.
En los despachos valencianos, pónganle la actividad liberal que quieran, desde dentistas, a concursales, laboralistas, consultores, lo que quieran, sigue la inquietud por la ola de canibalismo en el que están inmersos. También los notarios. Hay quien gana, como Carlos Pascual —fedatario público en las juntas de Bankia y Banco de Valencia—, que vive su mejor año desde 2007, con un crecimiento de actividad del 33%, ya que la cuestión es que la crisis está provocando la concentración del negocio en menos despachos. Otros pierden, tal que los colegas que han tenido que salvar ya in extremis varios concursos necesarios.

sábado, 25 de agosto de 2012

El cenobio


DEL CAMBIO de coordenadas en esto de la crisis da cuenta el tránsito efectuado en los últimos meses desde un estadio de partida basado en el imprescindible cálculo del agujero en el sistema financiero y en las cuentas públicas (fijar el dato definitivamente supondría más del 50% de la solución), hasta un nuevo estadio de depuración y castigo a los responsables de ese desaguisado, tarea ésta que nos está sirviendo para certificar la bajeza moral de un porcentaje inasumible de nuestra casta política y de muchos de sus amiguetes y la familia qué tal.
Las consecuencias se conocerán en los próximos meses, que ya está bien y vamos a poner esto en marcha de una vez por todas. Habrá rescates más o menos suavizados y habrá penas de cárcel, ese es el mínimo a partir del cual construir el futuro. Lo difícil será liderar el cambio cultural y la regeneración que necesita esta sociedad, algo para lo que no faltan escépticos. Por poner un ejemplo reciente: es comprensible la indignación de Sánchez Gordillo y sus 'gorillas', su hartazgo (el de todos) está justificado, su modelo cooperativo funciona, dentro de lo que puede funcionar un modelo cooperativo como el de este personaje, y proclamo: no os quedéis en la anécdota del fantoche, escuchad el latir de fondo, el monumental cabreo de una sociedad cansada de sinvergüenzas, no minusvaloréis el fenómeno. Dicho esto, ni Sánchez Gordillo está legitimado para decidir quién tiene que ser el pagano de su indignación, ni es de sentido común que sea precisamente Mercadona... ¡Mercadona! De risa. Tipical spanish. Atacar a Mercadona es el ludismo del siglo XXI, ¡venga ya!, ¡si acaso continúen su bronca destruyendo fibra óptica para aniquilar a Facebook!
Se temen las consecuencias de la depuración que está por venir, y en esto aparece la operación del Valencia CF y la financiación de Bankia para terminar el nuevo Mestalla. Un acuerdo con mucho más cálculo estético que financiero, pensado para valencianizar a Rato, con el que se han encontrado Goirigolzarri y el cenobio europeo que debe inyectar 23.000 millones al banco. De momento, la UTE constructora, FCC y Bertolín, no sabe nada del dinero, lo cual complica mucho que los trabajos empiecen en septiembre. Sí es cierto que han recompuesto plantilla y están llamando a proveedores para elaborar un nuevo presupuesto más económico. Ellos, y otros gigantes de la construcción dispuestos a presentar una factura alternativa. La indemnización por incumplimiento de contrato, la clave.

Líderes y sectores


LLEGARÁN LOS PAGOS, pero las subvenciones no volverán en un tiempo. Las organizaciones empresariales, como los proveedores, recibirán lo que se les adeuda y obtendrán el alivio financiero que necesitan para abordar su verdadero gran desafío: redefinir su papel y reposicionar los liderazgos. A nadie se le oculta que el actual equilibrio de patronales, cámaras y lobbies forma parte del pasado y que su viabilidad está condicionada al descubrimiento del nuevo rol de cada uno.
No va a ser tarea fácil. Por un lado, la crisis de la construcción y el sector inmobiliario ha concentrado el poder y ha dirigido la estrategia de las organizaciones en torno al sector industrial, el mejor indicativo del grado de desarrollo de una sociedad, pero también el más amenazado por las transformaciones asociadas a la globalización. Fue Steve Jobs quien le dijo Obama que la mano de obra industrial desplazada al Sudeste asiático "no va a volver". Lo cual que en algunos ámbitos del empresariado se apuesta abiertamente por especializarse en determinados servicios, primero, y consolidar un tejido industrial a su alrededor, después. Un debate que tendrán que afrontar sectores como el metal o el mueble, todavía enormemente influyentes en patronales y cámaras.
Por otro lado, está la cuestión de los liderazgos. Asistimos al ocaso de la generación de los fundadores, pero resulta que a sus sucesores no les parece demasiado sexy lo del asociacionismo. Ojo con el fenómeno. A directivos jóvenes, muchos de ellos con estudios en universidades norteamericanas o británicas, con contactos internacionales, en sectores de alto contenido tecnológico, con acceso directo a altos cargos de la Administración, indiferentes a la política de subvenciones, no les provocan excesivo asambleas, juntas directivas, comités ejecutivos o plenos. Son los referentes del cambio cultural que se avecina. Hay que involucrarles en el destino de la Comunidad.
Y por último, quizás sea el momento de replantearse la propia estructura del asociacionismo empresarial, por sectores y territorios cerrados, más representativa del último tercio del pasado siglo. La economía se ha vuelto híbrida, se divierte contaminando a unos sectores con otros. Eso debe reflejarse en un sistema de representación reticular, heterodoxo, desjerarquizado, colaborativo. Hasta entonces, será difícil obviar la sospecha de que el principal motor de cada cual es la supervivencia de su patronal, por encima del conjunto.

Invite a vermú


DIRÍA QUE desde que comenzó la crisis vengo repitiendo el mismo lema: en tiempos de recursos escasos, la economía necesita de la clase política todo aquello que el dinero no puede comprar, es decir, talento y esfuerzo. No hace falta que les diga el escaso predicamento que tienen afirmaciones de este tipo en un stablishment público acostumbrado a no adoptar decisiones salvo que a) existan fondos disponibles; o b) cuenten con el aval de una consultora de reputado prestigio (fascinante que el futuro de los institutos tecnológicos se vaya a dirimir aplicando este segundo método). Antes que adentrarse por la senda incierta de la oportunidad, nuestros políticos prefieren abrasarse en el brillante mediodía del desconsuelo. "Es que no hay dinero para nada", suelen decir.
¿Para nada? Al menos lo habrá para invitar a un vermú a alguno de los cerebros valencianos que se han hecho un hueco en el mundo global y pueden aportar soluciones, abrir nuevos horizontes o facilitar relaciones (networking) a una Comunidad necesitada más de ideas que de fondos. A Javier García, vicepresidente de la mesa de tecnologías emergentes del Foro de Davos y fundador de Rive Techonology, propietaria de una patente que le ha atraído 49 millones de dólares de fondos americanos. A Iker Marcaide, fundador de Peertransfer, la primera empresa valenciana en pedir ficha bancaria en Londres, a través de la cual formalizan sus matrículas alumnos extranjeros en más de un centenar de universidades de Estados Unidos. A Pablo Jarillo, premiado hace unas semanas por la Casa Blanca como uno de los investigadores con más futuro del país por sus avances sobre el grafeno. A Ricardo Montesa, fundador de Brainstorm, proveedora de software de los estudios de cine de Hollywwod y cadenas de televisión de ámbito global como CNN, NBC o BBC. A Natalia de Estevan, cerebro del Directorio de Tráfico del London of Transport, una de las grandes responsables del éxito de Londres 2012 (Isabel Bonig, ¿por qué no la llamas?). A José Carmena, director del Brain Machine Interface Systems Lab de la Universidad de California y referente mundial en ingeniería aplicada a neurociencias. A José María Lagarón, de Nanobiomatters, uno de los dos españoles seleccionados por la Comisión Europea para diseñar el VIII Programa Marco de Innovación. O a José Antonio Carrasco, fundador de Emxys, compañía aeroespacial, la única española que participa en el GoogleXPrize, el concurso para llevar un módulo transportado a la luna.

Las preguntas


UNA DE LAS CUESTIONES que comenzaron a correr de boca en boca en los cenáculos empresariales desde que la junta de accionistas del Banco de Valencia aprobó denunciar posibles delitos fue la de hasta dónde iba a llegar la investigación del Frob. Tras la nacionalización de Bankia, lo que antes era pura curiosidad se ha transformado en inquietud en amplios sectores de la sociedad económica. Hasta dónde se va a llegar en las investigaciones abiertas y, directamente relacionado con eso, dónde se fijará el listón. No hay que olvidar que KPMG y más recientemente PwC no han dejado de bucear en las entrañas del Banco de Valencia y el Frob amaga con más denuncias. Después del asunto Aguas, ¿cuál será el siguiente?
¿Será el de la piscifactoría de Antoni Asunción y Társilo Piles, cuyas presuntas 'diferencias' con el banco no le han impedido, sin embargo, presidir la Fundación del Valencia CF? ¿Será alguna de las grandes operaciones inmobiliarias con suelos supuestamente valorados, asumidos en dación en pago, financiados, pasados, traspasados o cualquiera otra de las posibles variantes posibles que se les ocurran, siempre con el estigma de la sobrevaloración a cuestas, en Riba-roja, Cullera, Alicante, Murcia o Vila-real, por ejemplo? ¿Será la compra aparentemente millonaria de gestoras de fondos? ¿Serán las supuestas maquinaciones, préstamos incluidos, para mantener el valor en Bolsa? ¿Será la aventura de México, articulada a través de sociedades ubicadas en Holanda para beneficiarse de exenciones fiscales? ¿Ha sucedido algo de esto? ¿Van a salir más apellidos? Esas son las preguntas que se plantean desde hace semanas en las sobremesas empresariales.
De momento, lo único que hay es el asunto de Aguas de Valencia sobre el que diversos actores muestran creciente interés, incluidos los franceses de París y los franceses de Barcelona, que no son los mismos. Nada cambiará hasta que el juez Pedraz admita a trámite la querella del Banco de Valencia, una denuncia no demasiado aplaudida en medios jurídicos. Porque, pese a la contundencia de algunos datos, no detalla las medidas cautelares y comete excesos, como el de incluir en el agujero dos créditos vivos. No obstante, el interés se centra para muchos no tanto en la causa como en las consecuencias. Y el Banco de España en esto apuesta por la profesionalidad: escuchará la sensibilidad valenciana, pero si puede adjudicar su parte en Aguas lo hará por subasta.

Ecos y síntesis


EL PASO DEL TIEMPO, vaya si cambia las cosas. En el mundo empresarial nadie discute ya la oportuna puntualidad de la causa de los trajes, el proceso que retiró a Camps de la vida pública hace un año. Cuando es visión compartida, con Lope, que "humildad y necedad no caben en un sujeto", para muchos supone un consuelo en esta crisis brutal no tener al frente al ex president de los delirios. Aunque para los desmemoriados ahí están los deslices de Rita Barberá de las últimas semanas, que suenan a eco del pasado. Su última ocurrencia, la de plantar cara a la cremà en lunes, dejó estupefactas a nuestras dos grandes cadenas de supermercados. "¿La alcaldesa, con quién va?" (¿Y Rus?, ¿paga lealtad o compra información de Blasco?).
En realidad, con quién va la Administración toda. No se entiende a qué espera Fabra para hacer la crisis de gobierno. A finales de la semana pasada los rumores sobre el Consell de seis consellerias eran fuertes. Pero nada. En estos tiempos confusos cualquiera que tenga capacidad sintética y ponga orden puede descubrir oportunidades donde aparentemente sólo hay caos. Es el caso de la reestructuración del sector público. La Conselleria de Máximo Buch dice haber recibido ofertas por una decena de sus empresas. Convendría que aprovechara para casar las necesidades de liquidez de la Generalitat con el interés de muchos por encontrar nuevos negocios en los que diversificar. Hay proveedores (sí, valencianos también) cuyos estados financieros han recuperado algo de tono tras el plan de pagos. "¿En qué negocio me puedo meter?", se preguntaba hace unos días un destacado apellido empresarial.
Se echa de menos, y el sentimiento no es nuevo, que además de diálogo haya negociación. Los casos de corrupción están siendo utilizados hábilmente por las grandes constructoras nacionales para ganar contratos que tradicionalmente se adjudicaban a empresas locales. Tal que la urbanización de Ruzafa. Hay miedo a hacerse la foto con los de aquí, no sea que después te metan en un lío. Y tampoco es eso, ni Barberá tiene que decidir el futuro de la dársena sólo con FCC, ni la consellera Bonig resolver la cuestión de las infraestructuras con los gigantes de Madrid. En un momento tan delicado como este cotizan las alianzas, porque motivos para el disgusto nunca faltan: ahora, la negativa de algunas entidades financieras a seguir pagando el confirming. Sí. En tres meses, más de 13 millones impagados a los contratistas.