miércoles, 25 de septiembre de 2013

El círculo resiste

EL VERSO SUELTO empresarial está herido, malherido si quieren, pero se resiste a morir. La construcción y la promoción inmobiliaria siguen convencidas de ser la cabeza de turco de una gran operación de limpieza de los balances de la banca. La misma banca que lanzaba a sus directores a captar negocio del ladrillo por despachos empresariales y municipales, por restaurantes de lujo y hoteles, la misma banca que iba con las hipotecas entre dientes a las subastas del oropel, la que fusionó sus áreas de inversión y comercial y luego utilizó a los depositantes de ésta como rehenes en la negociación del rescate de aquella. A estas alturas las culpas están muy repartidas, pero hay que reconocer que los mejor parados han sido, en primer lugar, el poder político, que dio cuerda (no gratis, claro) al artilugio, y en segundo lugar el poder financiero, donde tantos cobraron comisiones, del 3%, del 10%... El empresario constructor y promotor, que se sumó a la fiesta de la especulación, en muchos caso dejando de lado cualquier escrúpulo y resto de sensatez, ha pagado con una laminación histórica.
Pero ahí están algunos nombres propios todavía, dispuestos a reinventarse como empresas de servicios, orientándose a nichos inexplorados. De momento, muy solos. El nuevo presidente de la patronal de los constructores, Fevec, que durante años rivalizó con el metal por el reparto de cargos en las organizaciones empresariales, Francisco Zamora, aún está pendiente de ubicarse en el escenario en el que se mueven la CEV, la Cámara de Comercio y Cierval. Hay que encajarlo. Las tres trabajan de la mano en el asunto del momento: posicionarse ante el cambio de legislación cameral que prepara el Gobierno, y que muchos en Madrid atribuyen a una estrategia de los gigantes del Consejo Empresarial para la Competitividad para arrinconar a CEOE, dejando todo el pastel en manos de unas Cámaras más fáciles de domesticar. En Valencia se quiere evitar que la ley apuntille al movimiento empresarial, o lo conduzca a la irrelevancia.
Las inmobiliarias, con José Luis de Miguel al frente, decantaron el triunfo de Zamora contra el candidato de la obra pública y de Eloy Durá. Lo dicho: el círculo vuelve a cerrarse. Para constructores y promotores el enemigo se llama Sareb, a la que se enfrentan sin apenas respaldo del resto de empresarios, y ante la indiferencia de una Administración que prefiere no dar la cara por un sector contaminado. En lugar de ello, la consellera Isabel Bonig saca una ley urbanística. El marco legal estará fino, pero aquí como siempre olvidamos el contenido de las cosas.

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