“¡SIENTO que llego a ser dios!”, decía con sorna Vespasiano
burlándose de los honores divinos de sus predecesores. Hijo de recaudador de
impuestos, trabajador y burgués, aupado por el ejército de Oriente para acabar
con la decadencia de Roma, derogó la ley de majestad que enaltecía al emperador
y puso en orden las cuentas del Imperio. Vespasiano, de la dinastía de los
Flavios, fue el sucesor de Nerón, quien se quitó la vida tras la proclamar su
célebre frase “¡conmigo muere un gran artista!” Y he aquí que, tras escuchar a
Alberto Fabra en la APD, tenemos licencia para pensar que al frente de la
Comunidad haya al fin un Vespasiano que aporte equilibrio y prudencia. Así lo
creen los empresarios. ¿Por qué no un sector del PP?
En la otra orilla, la del PSPV, el nombre que inspira más
confianza a la economía es el de Ximo Puig, un político conocido, dispuesto a
liderar la renovación sin el condicionante de convertirse en cartel electoral
y, sobre todo, alguien distinto a Alarte, que ha fracasado en dos frentes clave
desde el punto de vista empresarial: no ha sabido transmitir un proyecto de
Comunidad a largo plazo y no ha ejercido, porque no le han dejado o porque no
ha querido, de puente en sus reivindicaciones con Madrid.
Los pasos a dar están claros. El más inmediato: asegurar una
buena tajada de los 20.000 millones del pastel para proveedores de las
administraciones autonómicas. El 10% no da ni para un tercio de lo que se debe,
de modo que se avecinan semanas a prueba de buenos gestores-negociadores-¿desenterradores?
Y Bankia, que no se olvide del crédito-puente que prometieron Rato y Verdú a
los empresarios en la Puerta de Europa de Madrid. Que ya, ya puede empezar a
ponerlo en marcha.
Mejor eso que perderse en la enredadera del informe de
auditoría del Banco de Valencia. Un día después de que Bancaja aprobara plantar
cara, el sindicato CCOO, el mismo que ayudó a Rato a desbancar a Blesa de la
presidencia de Caja Madrid, lanzó un comunicado bajo el significativo título de
“¡Basta ya!” en el que calificó de “inadmisible” la actitud del consejo de la
caja valenciana, pidió la dimisión de Olivas y proclamó: “No al troceamiento de
Bankia”. ¿Troceamiento? ¿Es que Bancaja se puede desgajar de Bankia? “Si no es
directamente, sí mediante venta de activos”, me explica el secretario general
de Comfia-Bankia. A eso lo llamo un toque de atención.
En fin, siempre nos quedarán los inversores de Rusia que
quieran comprar cosas en esta tierra del Vespasiano Fabra. En Exteriores
sopesan ya el nombre que se ha puesto sobre la mesa para ejercer de delegado
del país de Putin en la región. Alguien trabajador y entusiasta. Ramón Congost.
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