LA
MATERIA GRIS que queda del sector financiero en la Comunidad Valenciana, o al
menos una parte sustancial de ella, gestores con agenda, economistas, técnicos,
comerciales que acumulan años de relación con clientes, sí, algunos los conoce
usted, especialistas en riesgo, el rostro honrado del know how inspirado en más de un siglo de existencia de
cajas y bancos locales, en fin, la porción de cerebro que aún
permanece viva. Están haciendo inventario. Tanto Bankia como Caixabank
(Sabadell se encuentra ya en la fase final). La primera ha entrevistado al más
de un centenar de excelentes profesionales del área informática de Bancaja,
herederos del mítico Cemeco, y les ha explicado que hasta aquí hemos llegado.
Las opciones se reducen a trabajar para IBM, en el departamento diseñado
para atender al banco que preside Jose Ignacio Goirigolzarri, o dejar el
banco. Su futuro, para más señas, en Madrid.
También
Caixabank ha comenzado las entrevistas. Decenas de empleados de los servicios
centrales del Banco de Valencia están siendo invitados a hablar («¿hablamos?»)
con los emisarios de Fainé. El camino se acaba aquí, señores, y continúa
en Barcelona, salvo para un pequeño grupo especializado que mantendrá la
delegación comercial. Los planes se conocerán en los próximos meses, al igual
que el destino de los miles de accionistas, que aún confían en el canje
milagroso para el que sigue habiendo opciones, y ojalá.
Algunos
alzan la mirada hacia el Banco de España y la Generalitat. El uno ha dejado de
ser ese ente fiable de mensaje unívoco que era en el pasado. Y no se trata de
los ataques al director general del Banco de Valencia, José Antonio
Iturriaga, el inspector que participaba en partidas de poker nocturnas con
otros colegas en las que no se jugaban dinero, sino... ¡garbanzos! No, el
problema del Banco de España es que bajo el yugo de Bruselas su palabra cuenta
lo que cuenta. ¿Cómo garantizar que lo que dice que vale hoy no quedará en
papel mojado en tres meses?
Y, ay, la Generalitat-PPCV. El peligroso reflejo que
se esconde bajo las alfombras de Banco Valencia y CAM... La conexión política
de los escándalos conocidos y por conocer. Porque Alberto Fabra tiene al
equipo investigador del Banco de España en casa, con apoyo de KPMG, algo de lo
que se han librado Feijóo en Novacaixagalicia y los governs de Montilla-Mas
en Catalunya Caixa, por ejemplo, y ¿por qué?
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