viernes, 4 de enero de 2013

Freno posible

HASTA EL DESEMBARCO de Caixabank en Banco Valencia, el único obstáculo que mantenía a algunos destacados apellidos empresariales, de la Comunidad Valenciana toda, al margen del caso que instruye el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, e investiga la Fiscalía Anticorrupción, era el tiempo. Aún no ha terminado el farragoso trámite procesal para incorporar la otra causa, la que se inició en el Juzgado de Instrucción número 3 de Valencia. Y en fin. Pero todo llegará y, como bien saben en el entorno del presidente de Aguas de Valencia, Eugenio Calabuig, podría ser que su peripecia judicial pase a segundo o tercer plano mediático.
Siempre, claro está, que el propio Calabuig no se empeñe en complicar el pacto de generales que se avecina entre una Rita Barberá que no puede permitirse la muestra de debilidad política que supondría perder la valencianía de Aguas y un Isidro Fainé que no puede justificar de ninguna forma ante Suez, su socio en Aguas de Barcelona, que se le siga excluyendo del consejo de administración de la concesionaria valenciana, de la que el grupo francés es accionista junto a la propia Caixabank. Sobre ese probable pacto en las alturas una cosa parece clara: Aguas tendrá presidente valenciano. La cuestión de si seguirá siendo o no Calabuig depende, en buena medida, de él mismo.
En cuanto a los apellidos empresariales y la Audiencia Nacional, desde la adjudicación del Banco de Valencia a Caixabank han crecido las dudas acerca de si, además del tiempo, habrá otros condicionantes que frenen la investigación del monumental fiasco en el que derivó el latrocinio organizado en torno a nuestras ex entidades financieras, en indudable colaboración con responsables políticos.
Ajenos a esas dudas, los administradores del Frob en el Banco de Valencia han trasladado ya a Madrid varios asuntos más, entre ellos el de La Reva, en el que se retratan varios Soler, y han aportado datos sobre las conexiones con, ay, Bancaja y CAM. Un triángulo de las azores financiero que quizás alcanzó sus más altas cotas de misterio en torno al macrocomplejo inmobiliario en México. Las tres participaron junto al constructor benidormí Juan Ferri, al que el Grupo Bancaja compró el 31% de su grupo sanitario Levante en 2009 («¿para qué una participación minoritaria si ya tenía Ribera Salud?», se preguntan en el Frob). Como es sabido, el desembarco caribeño se montó en torno a sociedades ubicadas en régimen de paraíso fiscal en Holanda. Y a la fiesta se sumó el ubicuo Eugenio Calabuig, pero salió escaldado: 14 millones le costó el viaje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario