jueves, 10 de mayo de 2012

Fin de una era

ADIÓS a los días de vino y rosas, los jets privados a París y los yates por las islas griegas. Días en los que, hartos de rellenar el cuerno de la fortuna que empuñaban otros, los ejecutivos de banca decidieron sumarse a la fiesta y descorchar el champán a la luz de la luna. Humanos somos todos, pero unos tienen más culpa que otros. Rodrigo Rato sabe que no se le llorará en Valencia, y Valencia es consciente de que la salida del presidente de Bankia es el primer paso para aniquilar los restos de las cajas de ahorros que aún quedan en la banca. La cuestión es si habrá tiempo para una última renovación de asambleas y consejos antes de convertirlas en fundaciones, o si ya ni eso. Madrid y su presidenta saborean la amarga pérdida de un centro de poder, el control de un gran banco nada menos. A Esperanza Aguirre le queda como consolación su Caja Madrid —de la que, ojo, Rato sigue siendo presidente, escuela Olivas—, y su cuota en La Caixa, que es la misma que la de Artur Mas. Esta entidad, cuyo idioma oficial es el español, ha demostrado, con eficiencia y agilidad comercial, que la única vía para la supervivencia del modelo pasaba por dejar a los políticos en minoría. En Bankia desembarca un Goirigolzarri cuyo primer acto público, tras embolsarse una jubilación anticipada de 52,4 millones a los 55 años, tuvo lugar precisamente en el Centro Cultural Bancaja, lleno entonces de rumores de desaprobación. La dimisión de Rato amplía el margen para que el comprador del Banco de Valencia explote su carácter de entidad local. Que se lo digan al Banco de España, que está poniendo al día su directorio de ejecutivos y empresarios conforme bucea en sus entrañas. Es curioso que pocos supieran de la estrecha relación entre Domingo Parra y Aurelio Izquierdo, ex jefes de Banco de Valencia y Bancaja. Amistad de patio, debieron pensar los vecinos de su finca cuando instalaron sus viviendas uno en la planta superior del otro. También para ellos han acabado los días de vino y rosas tras sus aventuras inmobiliarias en Gestor Inversiones IZPA. En los pasillos del Banco de Valencia se dice que el Frob no debe tratar por igual a todos los consejeros, porque no todos tuvieron la misma capacidad de decisión. Y se sigue de cerca el trabajo del interventor José Manuel Oliver. Algunos creen que podría haber identificado ya el agujero atribuible a Parra y sus sociedades. Tres dígitos, dicen. No sé. El ex consejero delegado abre despacho en un local de las familias Gómez-Torres y Gómez-Trénor, en Comedias con Paz. Todo sea dicho.

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