jueves, 24 de mayo de 2012

El premio fácil

ABOGADOS, abogados. La vida económico-política valenciana está en sus manos. Un socio de Deloitte diseña desde Madrid la reestructuración del sector público empresarial. El equipo de auditores de la firma en Valencia, que lo son de Bancaja y Banco de Valencia (y también de Mercadona, oye), está descabezado desde hace unas semanas por baja del responsable. Sobra tensión. Otro abogado, Antonio Tirado, vio pista libre para dirigir la conversión de Bancaja en fundación y después ya veremos quién se queda de presidente. Estuvo a las puertas de conseguirlo. Escandalizada Génova, Alberto Fabra dio un paso atrás y frenó su elección, confirmando la impresión de que la música del Consell es nueva, pero no controla todavía todo el Quién es Quién valenciano.
Esto último se subrayó ayer en la presentación de los Planes de Incentivo de la Conselleria de Economía en el Palau. ¡Menudo mosqueo de las patronales!: 1) los planes se han diseñado al margen de ellas, 2) no se creen las medidas presentadas por el conseller Máximo Buch y, sobre todo, 3) tiene bemoles anunciar 150 millones en ayudas cuando no se han pagado aún las de 2010.
De abogados se habló en el sainete del consejo de administración de Bancaja del lunes. Entre los pocos asuntos que se abordaron, además del nombramiento del presidente, estuvo la propuesta de contratar a un bufete para defender a la entidad en los frentes judiciales abiertos. De momento en los del Banco de Valencia, pero asoman ya otros a raíz de amistades peligrosas como la del constructor alicantino Enrique Ortiz. Ups.
Valencia se ahoga entre palabrería de abogados, mientras las oficinas se vacían y las sedes corporativas emigran. La solución provisional que encarna Tirado es la menos indicada en un momento en el que Bancaja se juega retener o no algo de peso en BFA. El Frob no está para contemplaciones, sabe que cuanto más valor reconozca al banco malo de Rato menos entusiasmo despertará en la gran banca que va a quedárselo. El BdE quiere, con Shakespeare, que «ganar tan fácil convierta en fácil el premio».
La defensa de esa participación en BFA debe ser asumida, de forma interina, por Tirado y el director financiero, Aurelio Izquierdo, que para eso está.  Es hora de que Francisco Pons dé también un paso adelante. En sus manos hay instrumentos como la impugnación del valor que otorgue el Frob. Pero encargarles esa responsabilidad es delicado, porque llevan implícitas cargas personales serias. Cuando Bancaja se convierta en fundación, ¿qué pasará con los empleados actuales de la caja, Izquierdo incluido? ¿Y con Tirado, convertido desde hace un par de décadas en presidente vitalicio de la Fundación Caja de Castellón?

No hay comentarios:

Publicar un comentario