jueves, 4 de julio de 2013

De las cuentas de las patronales, los consejos sociales de universidades y las lecciones de Goiri

A CUALQUIERA que se haya cruzado con él las últimas semanas, el presidente de Cierval, José Vicente González, le ha dado la misma explicación: «Andan caninos, qué le vamos a hacer». La cosa esa de «a ver cómo os damos el dinero que os debemos», que alumbró una comisión mixta Consell-patronales, se ha reorientado. Ahora se trata de volver al principio y dejar claro de cuánta deuda estamos hablando en realidad. De pactar el dato, en fin. Como en un cuento de Lewis Carroll: A contar y revisar expedientes,  y me trae todos los papeles en regla, que la cuenta entretiene mucho al personal a la espera de que aparezcan los euros de una vez. Y en septiembre u octubre el FLA dirá (no a todos, porque los institutos tecnológicos se quedan fuera del reparto). Aunque los meses a muchos les parecen años.
Otras veces el tiempo simplemente vuela. Ahí están a los presidentes de los consejos sociales de las universidades, que han tenido que dejar el cargo por obra y gracia de una ley del liberal Camps que impide mantenerse en el puesto más de dos mandatos. El notario Carlos Pascual ha cedido el testigo a Manuel Broseta en la Universitat de València y el ex presidente de Cierval Rafael Ferrando a Mónica Bragado, un nombre a seguir los próximos años. Procede de Celestica, la antigua MSL y anterior IBM, una empresa agarrada a la crin de las nuevas tecnologías. Se da el caso de que Celestica busca desde hace varios años ocupante para la parte de su fábrica que no necesita, de unos 2.500 metros cuadrados, una empresa de perfil complementario al suyo... y no la encuentra. Ni con ayuda de la patronal Cierval, que se ofreció allá en 2011 a echar una mano. Un síntoma del momento actual de la Comunidad Valenciana.
Pero volviendo a los consejos sociales  universitarios, sí. Resulta que terminan su plan renove y hay quien hace una lectura: cuatro miembros del lobby AVE tenían presidencia, ahora sólo uno, Broseta.
Por cierto que el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, hablaba el otro día con periodistas de su experiencia tras participar en 35 fusiones. Daba su visión, es el tema, de cómo se crea una cultura común. Bien le valdría reflexionar al presidente Alberto Fabra, y a sus compañeros del PP, que bastante tienen que integrar por delante, a nivel de partido, a nivel de Administración y a nivel de territorio. Y contó Goirigolzarri que «cuando llegué a BBVA me dijeron que debía seguir dos reglas a rajatabla: la segunda era no hablar nunca de clientes». Que para eso, lo primero es tenerlos. ¿Y la primera? Ay. «No meter la mano en la caja».

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