lunes, 29 de abril de 2013

Entenderse

LO QUE VA A DAR de sí el salto internacional de las empresas. Es el último grito en despachos de abogados y consultores, donde los teléfonos han vuelto a sonar para la cosa. Eso sí, nada de consorcios, nada de empresas conjuntas, que fuera, como aquí, los empresarios siguen prefiriendo la aventura solitaria. Es una cuestión cultural que nunca pasará desapercibida en este mundo global y multilingüe en el que «todos queremos que nos encuentren», que decía el personaje de Lost in traslation. Hay más peculiaridades nuestras: está una empresa alemana enfrascada en una due dilligence para comprar una firma valenciana y anota una serie de cuentas como incobrables. «¿Por qué?», pregunta su interlocutor local; «han pasado 90 días, el dinero no se va a cobrar», responden; «es que en España es diferente, aquí lo extraño es cobrar antes de 90 días». No es un chiste.
Las diferencias culturales no deben ser obstáculo. Están llamando a la puerta de los consellers Llombart, Bonig y Buch inversores extranjeros, fondos dispuestos a participar en infraestructuras o gestión de servicios sanitarios. ¿Se lo dicen a Fabra? Las claves: la normativa y el precio. La buena noticia es que el tiempo de los místicos de Camps ha dado paso a una nueva actitud más profesional, receptiva. La mala es que, según el intermediario, el tema se mira en el despacho de Conselleria o en un hotel de Londres.
La banca financia con más facilidad un proyecto en el extranjero que en España, salvo que éste venga con garantía de Mercadona, más poderosa que la del Estado. Lo cual que desde primeros de año se está produciendo el fenómeno de arañar hasta el último euro. Los empresarios, que han consumido el colchón de sus ahorros, exprimen su patrimonio en fondos y sicav.
Un ejemplo para los sindicatos. Enorme el éxito de la sección de UGT en Ford, con Carlos Faubel al frente, que ha pasado el examen de mantener el listón tan arriba (o más) como lo dejaron Juan Luis Naranjo y Gonzalo Pino. Pues sucede que este último Congreso de UGT pasará a la historia por ser el primero sin representantes del colectivo de Ford Almussafes. Un indicativo de hasta qué punto andan tensas las cosas en la MCA que lidera Ismael Sáez, la federación más crítica con el líder de UGT-PV, Conrado Hernández.
Duro asunto. Como el de los laudos de convenios colectivos. Cuando dejó de llegar el dinero público a los tribunales de arbitraje laboral , desaparecieron los árbitros (muchos ex sindicalistas). Y  así hemos estado durante un tiempo. No han vuelto hasta hace unas semanas. Faltaría.

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