lunes, 25 de junio de 2012

Aire a concurso

HAY MIEDO. Dinero en metálico escondido en cajas fuertes, bunkers que se abren con la huella digital, conversión de euros en otras monedas, en fin, el dólar. Almunia y su irresponsable juego de palabras con la liquidación de Banco Valencia dio la puntilla al dinero local. Hasta una universidad retiró de golpe sus depósitos asustada por el comisario europeo. Un error inconcebible.
Se acaba el aire porque la banca ha decidido que refinanciaciones y renovaciones de líneas de crédito sólo a empresas que acrediten que podrán devolver el capital. Ya no sirven garantías hipotecarias con patrimonio personal. Nada. Sólo cash. Con un ICO en atmósfera cero, elevando su cota al euríbor+6%, en el pantano lo que hay es lodo.
Se agota el oxígeno porque, si el mercado no crece, la economía valenciana se aboca al canibalismo. Esa es la situación que viven empresarios y, sobre todo, profesionales liberales: abogados, asesores fiscales, notarios —alguno muy notable ha salvado ya dos concursos necesarios—, no me extrañaría que hasta odontólogos. Con el cuchillo entre los dientes, cuestión de supervivencia.
Uno de los ámbitos en los que este fenómeno se percibe con más claridad es el concursal. La nueva ley reduce a uno los administradores que debe nombrar el juez, es decir, el mercado se ha recortado en dos terceras partes. Menudo ruido de sables. ¡Indescriptible el apasionamiento con el que algunos se postulan para el concurso de Cleop! Aunque, ay, sus colegas les advierten: al ser una empresa cotizada, el honor de nombrar le corresponde a la CNMV, así que vayan olvidándose. Y circula que a la constructora de Carlos Turró le presentó el concurso necesario nada menos que Crédito y Caución, especializada en avalar operaciones en el mercado internacional. Y es que ésta podría haber cambiado su estrategia, y en vez de demandar por incobro habría pasado a instar concursos necesarios. Una escabechina. «Aquél a quien aprovecha el crimen es quien lo ha cometido», dice Séneca.
Y a todo esto, ¿dónde está el Consell, dónde las caras nuevas de Fabra? A los empresarios les cansa el retraso. Aplausos por la reconversión de un Ivex que demostró ser de lo más prescindible (pese a lo cual Mar Casanova, la ex, no se baja de la secretaría autonómica). Y alerta con el Impiva: su última Orden de ayudas... ¿es para unos empresarios a los que no va a pagar? ¿O sólo sirve, como las de los dos últimos años, para justificar su abultada plantilla?

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