jueves, 4 de octubre de 2012

Barbacoa money

LA ECONOMÍA llega exánime a las puertas del rescate. Los Presupuestos de 2013 han caído como una losa sobre el enorme manto de empresarios que quieren dejar de ser ya empresarios para no perder su patrimonio personal, un fenómeno sociológico del máximo interés que merecería más sensibilidad de la Administración. Están hartos. Lo cual ha despertado el apetito de fondos y de competidores de otros países. La tecnología y, en la mayoría de los casos, la red comercial, están en el mercado a precio de ganga. «Hemos perdido lo más valioso, el capital humano», se lamentaba José Blasco, del mueble. Pero ¿cómo valorar empresas en pérdidas, sin ebitda? Imaginación al poder: una firma italiana de telecomunicaciones negocia quedarse una valenciana pagando varias veces el ¡ahorro! que eso le reportará en su desembarco en España. Puro saldo.
El lado positivo es que el dinero inversor empieza a otear el terreno. Un día son fondos mexicanos, otro una multinacional alemana, al siguiente un capital riesgo como Realza que despierta después de tres años de letargo... Las oportunidades son finitas, no conviene dormirse en los laureles, y algunos las cazan al vuelo. Sólo hay que estar ahí. Hace unos días, el fundador de Skype, Niklas Zennström, participó en una barbacoa privada en Las Ánimas del Puerto, con lo más exquisito de la Audi Valencia Cup: Alberto Roemmers, propietario de la primera farmacéutica de Lationoamérica; Andy Soriano, cuarta fortuna de Filipinas; Doug De Vos, hijo del dueño de los Orlando Magic de la NBA; o el armador Tony Buckingham. Zennström habló un buen rato con el conseller Máximo Buch y le trasladó que podría interesarle Valencia para una base de veleros.
Una idea más para el Consorcio que dirige Pablo Landecho y para Rita Barberá, que tiene en ese rinconcito del Puerto, y no en el Palacio de Congresos, el gran desafío de la legislatura. Valencia debe lanzar al mundo un mensaje de vanguardia, producir algo que entusiasme, el iPhone5 de las dársenas. Algo perdurable que ponga final a los ecos de la Copa América, cumpliendo el mandato de Picasso de que «acabar una obra es acabar con ella».
Mientras, los empresarios siguen buscando su sitio. Se habla ya de que Alberto Fabra prepare el terreno para lanzar en el futuro una de las dos fichas bancarias que quedan vivas: si la del Banco de Valencia no puede ser, Caixa Ontinyent es la única opción de tener una entidad autóctona... De lo que podemos despedirnos ya es de la marca Bancaja. Bankia ha decidido deshacerse de ella. Sus clientes aún la valoran, pero ahuyenta a los que no lo son.

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