jueves, 12 de julio de 2012

Reflejos y minas

QUE TENGAN que venir de fuera para que podamos mirar nuestro reflejo es el sino de una sociedad que se niega por principio a examinarse en público. Muy mediterránea ella. Sucede que no de otro modo, no sin el impulso regenerador procedente de Génova, habría conseguido Fabra descabalgar a los jinetes imputados de su escuadrón popular; y sin la tarea del Frob, cualquiera sabe si hubieran aflorado las relaciones peligrosas en torno a Banco Valencia y Bancaja, que se podían trazar con sólo disponer de internet y conocer las siglas IZPA, y que implican a destacados apellidos empresariales locales.
La cuestión es hasta dónde va a llegar el Banco de España, ahora que el nuevo director general, José Antonio Iturriaga, se marca una estrategia a tres o cuatro años. De momento, se especula con que los miembros del consejo del Banco de Valencia no se incluyen en las investigaciones del Frob, cuestión esta que no deja de suscitar toda clase de teorías. A los administradores se les aconseja apuntalarse con nombres propios valencianos, porque lo contrario es caminar de noche en un campo minado. Y todos alerta, suenan trompetas de cambios, en el equipo directivo que comanda(ba) Víctor Berastain y entre los propios administradores.
En otros barrios, anda la Generalitat necesitada de calor empresarial, mientras los patronos le piden más visión a medio y largo plazo. Cierto es que algunos, com el incombustible Enrique Ballester siguen desafiando la atonía general con proyectos. Pero ojo a los históricos, mucho ojo, que sus caídas hacen mella en el tejido empresarial y en la propia sociedad. Cuidado con los Lladró, la brecha entre hermanos se agranda y hasta el BBVA se atreve a quedarse sus inmuebles, como aquel edificio de Valencia, en la orilla opuesta de las Torres de Serranos.
El Consell tiene que poner la oreja y conceder dos cosas: un programa de ajuste creíble, porque al plan de reequilibrio que aprobó el CPFF le estallan todas las costuras (previsión de ingresos, canon de Sanidad...) y sin cumplimiento del déficit la agonía se alarga; y entorno favorable. Esta es la oferta a cambio: Convertir a la red de hospitales que circundan a Ribera Salud y a Aguas de Valencia en dos locomotoras de innovación, capaces de generar a su alrededor dos clústers de proveedores estables, uno sanitario y otro de tecnologías de medio ambiente. Para eso hay dinero. Y sí que suena bien, oiga.

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